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Separaciones Conscientes

SOMOS FAMILIA RECONSTITUIDA. TE CUENTO CÓMO FUE EL PROCESO (Parte I)

Escrito por Rocío y Miguel Ángel 4 comentarios

“Pero ¿eso qué es?”, fue lo que pensé la primera vez que escuché el término familia reconstituida, claro que para entonces aquello aún me quedaba lejos. Por si tú tampoco sabes qué es una familia reconstituida, decirte que es aquella pareja en la que una de las dos personas adultas aporta hijo/s de una relación anterior. 

Así que Miguel Ángel y yo hemos creado nuestra familia reconstituida. En ella él ha aportado dos peques y yo otros dos, y por eso en casa somos una familia de seis. Sí, familia numerosa. 

Cuando ya teníamos muy claro que apostábamos por una vida de pareja, decidimos que había llegado el momento de formar esa familia reconstituida. 

Reconozco que nos daba miedo el momento de que nuestros hijos se conocieran. Como pareja era todo muy fácil y los dos sabíamos lo que supone para una relación de pareja la crianza de los hijos. Así que íbamos con un poco de miedo, pues no sabíamos qué pasaría a partir de que nuestros peques se conocieran (entonces tenían 7 y 4 años y 5 y 2 años). 

Había algo que teníamos totalmente claro, una premisa que mantuvimos desde el principio: no forzar la situación, soltar las expectativas para dejar que las cosas fluyeran a su propio ritmo.  

Ya en nuestra forma de criar la observación y el respeto por el ritmo de cada peque prevalece, por lo que la crianza consciente nos facilitó mucho los inicios como familia reconstituida. Aquello nos llevó a que el tiempo de irnos a convivir los 6 se acortara muchísimo en relación a nuestros planes, pues pensábamos que desde que se conocieran hasta que conviviéramos, pasaría al menos un año. 

Pero no, con los niños y niñas es mejor no hacer planes de tiempo, soltar expectativas y escuchar con los oídos y el corazón. 

Y eso fue lo que hicimos. Nos llevamos uno de los aprendizajes más grandes: el amor crece cuanto más se da. Pero el amor de verdad.

Antes de que se conocieran entre sí nuestros hijos, yo les había hablado a los míos de Miguel Ángel y él les habló a los suyos de mí. El primer día que quedamos los 6, todos sabían a lo que íbamos, no había verdades a medias. Esa es otra de las claves fundamentales para nosotros, pues los niños y niñas tienen un radar de autenticidad muy bien pulido, por lo que, aunque no les contemos lo que está sucediendo, pueden olerse que algo pasa, y si les concierne de forma directa a ellos, mejor contárselo (cuida el lenguaje y la cantidad de información en función de su edad y desarrollo). Cuando les contamos les estamos haciendo partícipes y les hacemos saber que les tenemos en cuenta, que les vemos. Eso favorece mucho la conexión emocional entre peques y madres y padres.

Nuestro primer encuentro 

Para nuestra primera quedada habíamos decidido pasar el día en un parque neutral para todos, así todos nos sentíamos en terreno nuevo a explorar. Era un 30 de diciembre con un sol espléndido de Sevilla que nos permitió hacer picnic. 

Cada adulto llevábamos nuestro coche, así nos iríamos cada uno por su lado cuando viéramos el momento para ello. No queríamos forzar nada, iríamos al ritmo que nos marcaran ellos y ella y si había que irse a las dos horas de vernos, así haríamos. Recuerda, íbamos sin expectativas ni exigencias. A fluir con lo que sucediera.

Pero no nos fuimos pronto, el final del día lo marcó el tiempo, porque a las 19:15 ya se había hecho de noche desde hacía rato y el frío era cada vez mayor, así que nos fuimos por eso, pese a las quejas de los súper 4, que no querían que ese magnífico día terminara. 

Escribo esto y se me llenan los ojos de lágrimas porque nosotros llegamos con un pellizco de miedo a aquel momento, a aquel día. No teníamos ni idea de lo que pasaría, y sin embargo ellos y ella lo pusieron tan fácil… Hicieron de algo tan nuevo y cargado de juicios y creencias limitantes, algo TAN natural, que fue asombroso, emocionante y muy bonito. 

Al despedirnos no sabíamos cuándo volveríamos a quedar los 6. No teníamos prisa. Pero ya sabemos cómo son los peques cuando algo les gusta mucho, quieren más. 

Y eso era lo que demandaban, tanto mis hijos a mí, que querían estar más con los hijos de Miguel Ángel y viceversa. Así que nos lanzamos a quedar el siguiente fin de semana que estábamos con ellos. En aquella ocasión fuimos a un museo y después otra vez de picnic al parque. Soy de la opinión de que si queremos estar todos y todas cómodas, mejor ir a lugares donde los niños y niñas también se sientas a gusto cubriendo sus necesidades de juego libre. 

En esta ocasión volvió a ser el frío y la noche lo que nos echara con las quejas de los súper 4 de fondo, porque no querían despedirse.

Así fue como comenzamos a quedar cada vez más y más veces, ya no solo en fines de semana, también entre semana querían jugar los cuatro juntos. Probamos a pasar fines de semana completos (por petición de ellos y ella, que se quejaban de que siempre terminaba el día y por eso había que despedirse) y esas convivencias cortas iban como la seda.  

Al observarles tan compenetrados y que todo fluía con una naturalidad pasmosa, decidimos que nos íbamos a vivir juntos, siendo entonces mucho antes de lo previsto por nosotros dos.

Buscamos una casa para los 6 y les implicamos en la búsqueda, iba a ser una casa como nuestra familia, que empezaba de cero, iba a ser la casa de todos y considerábamos muy importante eso mismo: que desde el inicio sintieran que la casa era de todos, en nuestro caso no se trataba de que una de las partes se acoplaba a la otra. Tratábamos de inculcarles desde el inicio que todos y todas tenemos el mismo valor, que cada uno en la familia tiene su sitio tan importante como el del resto. 

Cuidamos muchísimo eso y otras muchas cuestiones que te cuento en el próximo post. Pues en la convivencia surgieron detalles que cuidamos con mucho mimo y conciencia, para favorecer una adaptación sana como familia nueva que nacía. 

Te adelanto que los súper 4 nos han dado una gran lección a este respecto, y que surgieron miedos por parte de algunos de ellos que atendimos y pudieron transitar y aprender de lo que vivieron.  

Y tú, ¿sabías qué era eso de «familia reconstituida » antes de leerme? Si hay algo que te genere dudas pregúntamelo en comentarios y te cuento más sobre ello 😉

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: divorcio, familia reconstituida, separación con hijos, separación consciente

¿QUÉ ES EL AUTOCUIDADO?

Escrito por Rocío y Miguel Ángel Deja un comentario

Mucho se habla del autocuidado, sin embargo, no tengo tan claro que entendamos del todo de lo que hablamos.

A veces tengo la sensación que quien habla de autocuidado se refiere solo a la punta del iceberg, a una café con una amiga o asistir a una clase de yoga, danza, al gimnasio… pero eso es solo una parte, necesaria también, sí, pero puede que la más superficial.

El autocuidado en la maternidad va mucho más allá de darte un espacio de silencio para ti. Comienza primero por saber qué necesitas, y esta puede que sea la tarea más difícil porque hemos sido educadas en darnos y cuidar a los demás, en satisfacer las necesidades de las otras personas, y además, en una desconexión del cuerpo muy grande. Por lo que tenemos muchos handicap que superar para que podamos llevar un autocuidado real.

¿Por dónde comenzar entonces?

Por algo tan sencillo y complejo al mismo tiempo como conocerte a ti misma. Es decir, saber qué necesitas para así poder dártelo tú a ti.

En este sentido escuchar tu cuerpo es clave. Si aún no estás habituada a escucharlo, un truco es que cada vez que sientas una emoción de una forma más intensa, pon tu atención en el cuerpo, a ver dónde se está manifestando y de que forma se está haciendo presente.

Para ello la respiración consciente es una gran aliada. A mí me costó mucho habituarme, pero cuando lo he conseguido, reconozco que es un regalo y me ayuda mucho a vivir más presente, y sobre todo más conectada a mí. Hay una app del móvil que me ha ayudado mucho, te cuento cuál por si te sirve a ti: Petit Bambou.

Conocerte a ti misma es fundamental para que no llegues al momento de explosión, y sea entonces cuando decidas darte un respiro como consecuencia de que has estallado. La conexión con tu cuerpo te ayuda precisamente a ir detectando cuándo tu semáforo interno pasa de estar en verde al amarillo, o va llegando al rojo.

Estar siempre en el verde no es realista, lo que sí puedes es saber es cuándo estás pasando del verde al amarillo o de este al naranja, para en esos casos hacer una retirada a tiempo y cuidarte. Aunque si eres capaz de tener tus espacios establecidos de autocuidado sería genial, porque eso te ayudaría mucho a ti y los tuyos.

No se trata de que el autocuidado comience a formar parte de tu check List, no se trata de que se convierta en una nueva tarea pendiente que sume más estrés a tu vida, sino todo lo contrario.

Por eso autotuidado también es comenzar a decir no. El otro día en sesión con unos padres me decían que tratar de educar en el Ser a sus hijos era muy cansado. Sí, ponerle conciencia es cansado, por eso es más importante aún priorizar y decidir dónde quieres poner energía. Donde sí y dónde no, porque lo que está claro es que «todo no se puede llevar para delante». Bueno sí, pero a costa de qué…

Por lo que poner límites es otra forma de autocuidado. Y priorizar aquellas cuestiones en las que quieres invertir tu tiempo, también. Cuidarte en tus relaciones personales también es autocuidado porque ahora necesitas cuidar especialmente dónde pones la energía y hay relaciones que te suman, pero otras que te restan.

Cuídate de quién te rodeas, evita los compromisos en la medida en la que puedas y aprende a que te resbalen las opiniones que nos ha pedido, o contesta de forma asertiva poniendo el límite.

A veces la fórmula de conseguir tiempo para el autocuidado consiste en eliminar alguna actividad de tu lista y ponerte a ti en ese lugar. No, esto no es egoísta sino un acto de responsabilidad y generosidad. A lo mejor te han enseñado, como me enseñaron a mí, que eso es egoísmo, pero… ¿si tú no te cuidas a ti en qué condiciones vas a cuidar a tus hijos/as?

Cuando antes de volar en un avión dan las indicaciones de seguridad, siempre dicen que antes de poner la mascarilla de oxígeno al otro, te la pongas tú en primer lugar. Pues esto es lo mismo. Tú necesitas coger tu oxígeno para poder después darles calidad a tu peques. De lo contrario le estarás dando una versión de ti cansada, frustrada y harta. Y ni ellos ni tú os lo merecéis, porque la crianza es cansada, sí, pero pasa rápido y te mereces disfrutarla.

Una vez que sabes qué necesitas puedes dártelo y puedes pedir ayuda para que sea posible. Pedir ayuda es otra forma de autocuidado, porque no tienes que hacerlo todo sola. Olvida la imagen falsa de madre superwoman, no te hace bien a ti ni a tus hijos/as. Tal vez pienses que puedes con todo, a lo mejor sí, pero ¿a costa de qué? Siempre es a costa de algo y tal vez el precio sea caro.

Repito, te mereces disfrutar la maternidad y tus peques se merecen disfrutar contigo y de ti. Además si tú te atiendes a ti y tus necesidades, le estarás enseñando con tu ejemplo a cuidarse a sí mismos, a atender sus necesidades, a no dejarse para el último lugar. Le estarás dando permiso para lo que nosotros no aprendimos de niñas y estamos haciendo ahora, «de mayores», a cuidarnos, querernos y mimarnos.

Suelta la culpa, suelta la exigencia, suelta la imagen de madre idealizada para aceptar la madre perfectamente imperfecta que ya eres. Y cuídate.

¿Me cuentas qué cosas hacer para cuidarte? Así podemos aprender las unas de las otras. A mí me me encanta un rato de lectura sin hora para terminar, un paseo sin prisas y una buena conversación con mi pareja. ¿Y a ti?

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: autocuidado, crianza con apego, crianza consciente, maternidad

NOS SEPARAMOS CUANDO LA RELACIÓN YA ESTÁ EN LA U.C.I.

Escrito por Rocío y Miguel Ángel 2 comentarios

Si hay algo que solemos detestar las personas son los cambios. Tanto que llevamos a raja tabla aquello de “más vale lo malo conocido que bueno por conocer”. Por eso tendemos a alargar las relaciones de pareja hasta desgastarla y entonces nos separamos cuando la relación ya está en la U.C.I.

Realmente, ¿más vale malo conocido que bueno por conocer?. No, lo que sucede es que supone atreverse a dar el paso de hacer un cambio en la vida y eso asusta. Especialmente cuando se trata de poner fin a la relación de pareja cuando hay hijos de por medio, pues entonces los juicios y creencias limitantes en torno a la separación son mayores.

Si ahora te digo que cada cambio que se te presenta en la vida es una oportunidad, puede que me dejes de leer porque ya estás hasta el gorro de escuchar frases hechas. Pero, ¿sabes qué? Que si te hablo desde mi experiencia personal, puedo decirte, yo que he vivido mucho cambios, muchísimos, que todos me han traído regalos y han sido para mejor, sin duda. 

Eso sí, no han estado exentos de momentos dolorosos. Ah, claro, ya, es que lo que quieres es no sentir dolor ni nada que te incomode. Ya, pero eso no es posible. Lo que sucede es que no nos han enseñado a gestionar el dolor ni las emociones desagradables, y sentir todo esto no es agradable, duele y a veces mucho, pero es que el dolor forma parte de la vida. Y si por no sentirlo te vas a perder una vida mejor, entonces vivirás una vida a medias, o peor, corres el riesgo de sobrevivir en lugar de vivir. 

Por el miedo a sentir dolor, por el miedo al cambio, es por lo que no terminamos las relaciones cuando estamos a tiempo de hacerlo cuidándonos, igual que cuando las iniciamos. 

Cuidamos mucho los inicios, damos nuestra mejor versión y recibimos lo mejor de la otra persona, pero nos olvidamos de cuidar el proceso y sobre todo el final. De hecho, evitamos el final de las relaciones a toda costa porque hemos crecido creyendo que una separación de pareja es un FRACASO. Ese suele ser uno de los motivos principales por los que no nos separamos cuando en nuestro fuero interno así lo sentimos.

Y es que, ¿quién va a querer separarse si eso supone que has fracasado? Pues si tienes esa idea es normal que lo evites o hayas intentado evitarlo porque nadie quiere fracasar, y menos, en una relación de pareja con hijos e hijas en común. 

La separación es un fracaso, es mucho mejor estar en pareja que solter@, cuanta más larga es la relación más valor tiene… Hemos crecido con multitud de creencias limitantes acerca de las separaciones, del fin de las relaciones, pero no son ni verdad ni la verdad. 

En la vida, en la Naturaleza, todo es cíclico y el final de un ciclo es solo eso, el final de una etapa. Pero después de una etapa viene otra y después otra. Piensa en la vida como algo circular, no lineal. Después del día viene la noche, y después el día y otra vez la noche, pero cada día y cada noche lo es de una forma diferente. Pues tu vida es igual y así son las relaciones. Etapas. 

No has fracasado ni fracasas porque vuestra relación se termine.

Siempre digo que lo malo no es una separación en sí, sino todas las creencias limitantes y juicios que hay en torno a esta. 

Después de leer este párrafo cierra los ojos, toma lentamente todo el aire por la nariz que puedas y despacio expulsa todo ese aire para decirte: “separarse es lo más normal del mundo”, eliminando todas las creencias limitantes y juicios. 

¿No sientes el peso de la decisión más ligero? ¿Cómo que ya no pesa tanto?

Las personas cambiamos y evolucionamos a distinto ritmo y por eso las relaciones de amistad cambian, ¿cómo no va a cambiar también la de pareja? 

Una separación o divorcio lo podríamos hacer con sensación de plenitud, pero queremos evitar a toda costa la separación y alargamos la relación hasta desgastarla y llevarla a la agonía. En ese momento resulta casi imposible separarse en paz, porque entonces cada persona habla desde sus heridas, y esas heridas suelen tener mucho que ver con las de la infancia. Por lo que nos separamos entonces desde el niño y la niña interior de cada cual, por lo que termina siendo una pelea de dos niñ@s.

Si tomas o tomáis conciencia de que estáis alargando la relación demasiado, estáis a tiempo de cuidaros y cuidar el final de la etapa de vuestra relación como pareja. Así evitáis un final lleno de enfado, rabia y de señalar culpando a la otra persona. 

Para separarse desde las dos personas adultas que sois, es fundamental dejar las heridas a un lado y comunicaros desde la responsabilidad.

La separación con hijos/as en común es más difícil, pero recuerda que gracias al amor que sentisteis en un momento, ellos/as existen. Que esta idea te dé fuerza para aceptarle y respetarle, porque podéis dejar de ser pareja, pero seguiréis siendo su madre y su padre, y eso sí es para siempre. 

Nos separamos. Esa afirmación no es el final, es una nueva oportunidad que te da la vida para ser feliz, para vivir una vida más plena, una vida mejor. 

¿Te habías planteado alguna vez esto de que nos separamos cuando la relación ya está en la U.C.I? ¿Te ha servido lo que te he contado?

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: divorcio, hijos, relación de pareja, Separación, separación consciente

«¿MAMA ES GUAPA O FEA?» «MAMÁ ES FELIZ»

Escrito por Rocío y Miguel Ángel Deja un comentario

No me gustó mucho que su padre le hiciera esa pregunta a Unai, nuestro peque mayor. Para entonces él tenía casi 3 años, y aunque ese tipo de preguntas no me gustan, me quedé a escuchar la respuesta porque me generó curiosidad, y dio la mejor posible para mí: Mamás es feliz. 

Wow, aquello me emocionó muchísimo porque entonces estaba consiguiendo transmitirle lo que deseaba, lo que sentía más allá de la culpa que para entonces me invadía. Y es que en aquel momento andaba siempre con la autoexigencia por las nubes y el sentimiento de culpa casi permanente, porque me castigaba mucho por mis errores como madre.

Y de eso te quiero hablar. Ser madre y padre no es fácil, mucho menos ser madre primeriza. ¿Por qué? Porque tenemos muchas creencias erróneas acerca de la maternidad. Hasta hace poco la única imagen que existía en nuestra retina era la de madre abnegada y sacrificada, que es la que hemos tenido la mayoría, y la de las portadas de revistas, imagen falsa donde las haya. 

La maternidad sin embargo es mucho más y para ser una buena madre no tienes que renunciar a tu vida, sino todo lo contrario. Seguro que como madre quieres que tus hijos e hijas sean felices, y ¿sabes qué?, que el primer paso es que tú seas feliz, que tú te sientas a gusto contigo y tu vida. 

No se trata de ser la madre perfecta que sigue a rajatabla toda la teoría del modelo x de crianza, la madre super woman que todo lo puede (algo inexistente) o la mujer que por el hecho de ser madre, siempre está feliz. No. Eres madre y antes eres mujer, eres humana, y como tal tienes tus momentos, y en algunos te sientes una super madre y muy feliz por ello y en otros la peor madre del mundo. Pero no lo eres, no eres la peor madre. Trátate bien, con cariño y cuidado hacia ti, háblate bien. Sé compasiva y comprensiva contigo misma. 

Si has llegado a leer hasta aquí es evidente tienes interés por ser mejor madre, mejor persona, y eso lo captan tus peques, seguro. Ahora te corresponde, después de tener la intención, de tratarte bien a ti misma.

La suerte que tenemos con nuestros hijos e hijas es que nos aman de verdad, ese amor incondicional en el que aunque nos enfademos y les faltemos el respeto al gritarles, ellos y ellas nos siguen queriendo. No conocen el rencor. No quiero decir que les faltemos el respeto por este motivo, en absoluto, sino que aprendamos de ellos y ellas y no nos quedemos en la culpa que nos genera esto, sino en la responsabilidad. Porque en la culpa solo tiene cabida el lamento y la victimización, mientras que desde la responsabilidad puedo cambiar lo que deseo. 

Así que te animo a que sueltes todas tus expectativas como madre, que sueltes tus exigencias acerca de la madre idealizada que has creado en tu mente, para aceptarte tal y como eres. Para que mientras crías a tus peques, crezcas como persona para así poder ser mejor mujer y entonces mejor madre, sabiendo que lo haces lo mejor que puedes y sabes cada día.

Lo que hoy te quiero contar es que aquella respuesta que le dio mi hijo mayor a su padre, lo viví como un regalo al camino que llevaba recorrido como madre. Y es que mi primera maternidad me supuso un revuelo emocional inmenso, pasé por muchas emociones encontradas y con algunas de ellas bastante desagradables. Me llegué a sentir muy mala madre por sentir aquellas emociones y tener determinados pensamientos. 

Recuerdo mi primer postparto como un camino lleno de sombras. Con sus luces, por supuesto, pero sobre todo sus sombras. Tengo la imagen de estar con mi bebé en brazos sintiendo que estaba en casa, en un lugar nuevo y estupendo, y tengo el recuerdo de estar conmigo misma donde todo era oscuridad. El recuerdo de mi primer puerperio es como una foto en blanco y negro. Sin embargo, el segundo lo pude vivir de otra manera, porque lo viví dándome permiso para sentir lo que sientiera, sin juzgarme y sin importame los juicios ajenos ni lo que se suponía que tenía que hacer. Me limité a ser la madre que yo era, sin más pretensiones que aprender y crecer para ser mejor persona, que no la mejor madre, y aquello me liberó muchísimo.  

A partir de mi segunda maternidad me sentía fuerte y poderosa y eso se reflejó en la segunda crianza, y cuando Unai contestó a la pregunta “mamá es feliz”, yo me encontraba ya siendo mamá de 2 y desde entonces lo que trato es vivir mi vida, pues además de madre soy mujer. Y si yo soy feliz, le doy alas a mis hijos para que ellos también lo sean. 

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: apego, crianza, crianza respetuosa, madre primeriza, maternidad

REINCORPORARTE TRAS TU MATERNIDAD

Escrito por Miguel Ángel Corrales Chulián Deja un comentario

Las 5 claves para reincorporarte al ámbito laboral tras la maternidad

Si de algo saben las madres es de culpa… de culpa y de miedos, sobre todo cuando llega la hora de reincorporarte tras la maternidad o crecer en la faceta profesional. Culpa por querer ser mujer además de madre, porque parece que si no hay una dedicación 100% a los retoños se os tachará de malas madres. Pero eso es mentira. Y la buena noticia es que para cuidar primero debes cuidarte a ti y ellos y ellas quieren a una madre que esté presente, es decir, feliz. Porque cuando no nos sentimos felices la frustración y mal humor reina en casa y se contagia.

Que en una decisión así de retomar tu faceta profesional afloren tus miedos es lo más normal, pero no dejes que estos conduzcan tus decisiones. Déjalos en el asiento del copiloto, agarra con fuerza el volante y comienza a dar los primeros pasos. Aquí tienes las claves que debes tener en cuenta antes de dar el primer paso:

Cónocete a ti misma. Lo primero que te proponemos es que, como decía Sócrates te conozcas a ti misma a través de tus ojos y de los demás. Para ello existen muchos ejercicios posibles, yo te propongo 2:

  • Hacerte una matriz DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) en la que establezcas cuáles son cada una de ellas en tu persona.
  • O piensa en tí y elabora una lista con 5 ó 10 atributos sobre cómo crees que te ven los demás. También puedes preguntar directamente a algunas personas de tu confianza.

Define tu propósito. Es decir cúal es tu objetivo y para qué quieres llegar hasta allí. Debes identificar qué te interesa, qué te apasiona o simplemente qué te atrae. Puedes hacer una lista de intereses y asignarle una puntuación, como una escala que te ayude a evaluar. También puedes completar la siguiente frase. “La principal razón por la que voy a ponerme en marcha es…”. 

Te doy dos trucos por si te ayudan a hacer la lista: 

  • Empezar poniendo aquello que tienes claro que no quieres hacer.
  • Pensar en lo que te es fácil hacer, aquello que además de gustarte no te supone un esfuerzo.

Identifica tus creencias. Es decir, tu manera de ver el mundo. Las creencias son pensamientos subjetivos que nos llevan a la acción. Algunas creencias nos ayudan a avanzar y otras por el contrario nos limitan. Así que lo mejor que puedes hacer es detectar las que te están limitando para eliminarlas o transformarlas en beneficio tuyo.

Vé más allá de tu currículum. Es importante que tengas clara tu formación y tu experiencia para detectar posibles carencias. Ahora bien, ya estamos inmersos en la cuarta revolución industrial, o revolución 4.0 y eso pone de relieve la importancia de las competencias. ¿Y eso qué es? Pues son todas aquellas habilidades, actitudes y aptitudes que eres capaz de desarrollar. Piensa en ellas y únelas con la lista de la clave 2.

Diseña una propuesta de valor. Posiblemente aquí esté el quid de la cuestión. Desde Creada no nos cansamos de decirlo, ya no basta con ofrecerte para un trabajo, tienes que diseñar, desarrollar, y sobre todo, ofrecer una propuesta de valor clara para que a quien se la ofrezcas, le resulte atractiva tu propuesta y tú para desarrollarla. No lo olvides, debe ser algo que solucione una dificultad y que sume, que sea algo deseable. Aunque todavía no lo sepan.

Siéntete segura con la decisión que estás tomando, no eres peor madre por querer desarrollarte también como mujer. Ahora lleva a cabo una estrategia para poder conseguir lo que deseas. 

Publicado en: Reinvención Profesional, Separaciones Conscientes

¿CÓMO HAGO PARA DESAPRENDER LO APRENDIDO, PARA HACERLO A MI MANERA?

Escrito por Rocío y Miguel Ángel Deja un comentario

La mayoría de las veces tenemos muy claro qué cosas no queremos hacer como madres, y sin embrago pese a estar muy seguras de ello, nos siguen saliendo esas formas que no nos gustan. Como los gritos, queremos educar sin gritar y sin hacer otras cosas que no nos gustan de nosotras mismas, pero tenemos tan integradas esas formas, que nos salen automáticamente, aunque no queramos. 

Quiero que sepas que esto que te pasa es súper normal, el registro de educación que tenemos en nuestro cerebro es uno muy determinado, y ahora queremos hacerlo de otra manera muy distinta, y eso conlleva un tiempo. Ten en mente que esto de ser madre y padre es un entrenamiento, no nacemos sabiendo y necesitamos ir aprendiendo.

El primer paso para criar a tu manera, como tú deseas, es DESAPRENDER LO APRENDIDO, sólo así podrás dar cabida a los nuevos aprendizajes y podrás hacerlo como tú quieres. Es como si necesitaras vaciar los archivos del ordenador que es tu cerebro, para crear unos nuevos con las formas y colores que tú quieres.

La forma en la que nos han criado tiene mucho que ver con los automáticos que nos surgen con nuestros peques. Si rechazas aquello que haces y que no te gusta de ti, estableces una lucha interna que te traerá más frustración y conflicto interior. 

Por ello el primer paso es que tomes conciencia de aquellas cosas que no quieres reproducir, aquello que quieres cambiar. Y hazlo sin culpa, porque la culpa te atrapa y te inmoviliza, mientras que la responsabilidad te lleva a la acción y puedes avanzar y mejorar.

Aceptar que no eres una madre perfecta, pero sí  la madre perfecta para tu retoño y siéntete orgullosa de que estás tratando de hacerlo mejor, porque si has llegado hasta aquí, sin duda tienes ganas de mejorar, y eso dice mucho de ti. 

El segundo paso es aceptar que tu madre y tu padre lo hicieron lo mejor que supieron y pudieron. Cometieron sus errores, sí, sin duda, como tú los tuyos. Y ahora tú quieres hacerlo mejor de lo que lo hicieron ellos, pero probablemente no has tenido en tu infancia referentes de educación respetuosa o consciente, por lo que mientras maternas a tu peque estás aprendiendo a hacerlo a tu manera, y eso requiere tiempo. Recuerda lo que te decía de que esto es un entrenamiento 😉 Por lo que no vas a conseguir los resultados de hoy para mañana, pero sí puedes ir mejorando poco a poco.

Aunque no te engañes, en esto del crecimiento personal y ser mejor madre y padre no es una línea recta ascendente, hay momentos de retroceso y puedes avanzar dos pasos y después retroceder uno. Eres humana, baja el nivel de exigencia, lo importante es que estás en el camino.

El tercer paso, y esencial, es poner conciencia a lo que haces y no te gusta. Pararte y observar qué te pasa, qué sientes, qué se te mueve dentro de ti para que la situación te haya llevado a esa reacción que no te gusta. Así después podrás decidir cómo quieres hacerlo la siguiente vez. 

Como te decía esto se trata de un entrenamiento y si lo que quieres es dejar de gritar, por ejemplo, el hecho de tener la intención real y honesta contigo ya supone haber recorrido mucha parte del camino. Puede que después de asumir este compromiso de no gritar más a tu peque, vuelvas a reaccionar de la misma manera y te des cuenta cuando lo hayas hecho, pero si sigues poniendo atención en ti, las siguientes veces te darás cuenta cuando estás gritándole y ya ahí podrás rectificar en el mismo momento, y poco a poco te darás cuenta antes de comenzar a gritar para después llegar al momento en el que no tienes la intención de gritarle, sino que ya podrás hacerlo como tú quieres, cuidándote a ti y cuidando a tu peque.

Te doy una clave para que durante este camino de ser la madre que deseas ser, te frustres y exijas menos: si la frecuencia, intensidad y duración de tus reacciones automáticas disminuyen, vas por buen camino 😉 

Es cuestión de parar, observarte y decidir cómo lo quieres hacer.

Claro que esto en el ajetreo del día a día no siempre es fácil, para ello es FUNDAMENTAL algo de lo que te hablaré más adelante: el autocuidado. 

Busca espacios para ti, porque para cuidar primero necesitas cuidarte a ti, de la misma manera que para amar, primero necesitas amarte a ti. 

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: crianza, madre primeriza, maternidad

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