En numerosas ocasiones vemos cómo se confunde el término de custodia compartida y patria potestad, pues hay quien solicita la primera opción para evitar que la otra parte de la pareja pueda tomar decisiones sin contar con su aprobación. Si bien, en la mayoría de los casos, estas cuestiones son relativas a la patria potestad (que en la inmensa mayoría de los casos es de ambos progenitores) y no a la guardia y custodia compartida.
Es decir, que es frecuente que desde el inicio de muchos procesos familares ambas partes se posicionen en el proceso desde su temor a perder, en lugar de poner el foco en qué necesito como padre o madre y para qué.
Desde Creada abogamos por la separación consciente y esta consta de un pilar fundamental: poner en el centro de todas y cada una de las decisiones las necesidades de los hijos e hijas.
No hablamos de separaciones idílicas en las que llegar a acuerdos es pan comido, hablamos de separaciones reales en las que desde el escenario que cada familia tenga se tomen las decisiones pertinentes, cuidando que lo que se pone en el centro de cada una de ellas son las necesidades de las criaturas y no los miedos o deseos adultos.
Esto requiere conocer las necesidades de los hijos e hijas según la etapa evolutiva en la que se encuentren e informarse sobre todo lo que concierne al ámbito del convenio regulador.
Asimismo, es fundamental analizar cuáles son las circunstancias laborales y personales de cada padre o madre, ya que la verdadera utilidad de un convenio regulador estriba en ser una respuesta realista y adaptada a la realidad de cada familia
En este otro artículo te contamos todo lo que debes saber sobre el convenio regulador y sobre los distintos tipos de custodia te hablamos en este otro artículo.
Dada la confusión que generan los conceptos de custodia compartida y patria potestad, los desglosamos a continuación para evitar que se solicite un modelo de custodia compartida esperando que este salvaguarde decisiones que realmente regula la patria potestad.
La Patria Potestad: Responsabilidad legal
La patria potestad es un término legal que se refiere a los derechos y responsabilidades que las figuras parentales tienen en relación con sus hijos.
Esta responsabilidad abarca aspectos importantes de la vida de los niños, como la elección del centro educativo, viajes al extranjero, la toma de decisiones médicas y religiosas. Es importante que sepas que, en la gran mayoría de los casos, la patria potestad se comparte entre ambos padres, incluso después de una separación o divorcio.
En situaciones en las que los padres no pueden ponerse de acuerdo en una decisión importante, la única manera para desbloquear esta situación será a través de una resolución judicial en la cual se valorará los argumentos de ambos progenitores y se adoptará una decisión con la que se procurará priorizar el beneficio de los menores.
Y es que la patria potestad implica la representación de los progenitores respecto a los menores.
La Guardia y Custodia: La vida diaria
Mientras que la guardia y custodia hace referencia a qué progenitor atenderá a las cuestiones relacionadas con la crianza y atención del día a día. Hace referencia a cuestiones cotidianas que tiene que ver con los cuidados, la alimentación, tareas…
La guardia y custodia puede ser otorgada a uno o ambos progenitores, dependiendo de lo que se considere mejor para los niños.
Existen dos modalidades habituales de guardia y custodia, la custodia única o exclusiva o la custodia compartida.
No existe un ideal de custodia genérica, lo ideal es que cada familia cree su propio modelo de custodia en base a salvaguardar el bienestar emocional de los menores. Por ello cuando son muy pequeños la modalidad de custodia compartida progresiva suele ser muy beneficiosa, y a pesar de que aun es poco conocida, es plenamente viable jurídicamente.
Los menores necesitan a ambas figuras parentales, cada una aporta una realidad que debe tener espacio en la vida de los más pequeños, siempre y cuando no haya negligencia.
La custodia compartida progresiva ofrece la tranquilidad al padre de que terminará estando con sus hijos el 50% del tiempo, a la misma vez que se cuida y respeta el ritmo de los menores haciendo una transición emocionalmente abarcable para ellos.
En este otro artículo de nuestro blog te hablamos más extensamente sobre este tema, pues el éxito del ejercicio de cualquier modalidad de guardia y custodia estriba en la individualización de cada caso.
Para tomar la decisión es muy importante conocer las necesidades emocionales de los menores, observar cuál ha sido la implicación y trayectoria de crianza hasta el momento, así como las circunstancias familiares y laborales que existen en el momento de la separación, para así poder concretar la modalidad de Guardia y custodia más cuidadosa para los pequeños.
Antes de tomar una decisión párate
- Antes de tomar una decisión en estos aspectos, es muy importante hacer un ejercicio de reflexión y sobre todo de atender los miedos que esta situación te despiertan, pues pueden ser muchos.
Desde el dolor, la culpa o el rencor, es fácil dejarse llevar por el miedo y tomar decisiones que no ponen verdaderamente en el centro de las mismas las necesidades de los hijos e hijas.
- En este mismo sentido es importante que cuides a quién escuchas, pues en un momento vulnerable como este es muy fácil que te dejes llevar por quienes alientan precisamente el miedo.
Cada persona habla desde su propia experiencia y/ o desde sus miedos, por lo que puede avivar una lucha de poder o una guerra innecesaria en la que finalmente quienes perdéis es la familia al completo, pues nadie gana en una batalla de este tipo.
Es por ello, fundamental entender que si bien la motivación de las las voces ajenas sea la de ayudar, es súper importante detectar si realmente están alimentando el conflicto y tus propios miedos.
Desde que el divorcio se legalizara en España solo han pasado poco más de 40 años y desde el inicio se trató como una lucha de poder. Ya la jerga jurídica predispone a la lucha, pues habla de ganar y perder, de la parte defendida y la parte contraria… Y como en aquella época no se contemplaban los aspectos emocionales, los hijos e hijas se quedaban en medio de una batalla en la que no se les veía.
Ahora esto ya no tiene por qué ser así.
Hace unos meses nos dijo una jueza, «la justicia no es la solución» y como nos contaba hace poco una abogada, “en la carrera de derecho nos preparan para la beligerancia, para ganar y evitar perder, no para llegar a acuerdos”.
En este sentido las familias y la salud mental y psicológica de sus miembros queda totalmente al margen, por eso es crucial que te informes bien para no dejar estas decisiones a la inercia, a las recomendaciones basadas en el conflicto ni a decisiones inspiradas en tus propios miedos.
- Pide ayuda. No tienes por qué hacer este camino en soledad, búscate un buen asesoramiento legal, pues cada vez hay más profesionales del ámbito legal sensibilizados con los aspectos emocionales de las familias y que son capaces de atenderlas desde la particularidad de cada una.
Y si tu dolor, miedo, rencor o sensación de culpa es muy grande y te impide ver con claridad qué decisiones tomar, tal vez sea mejor opción pedir primero ayuda emocional para asentar todo el revuelo que sientes y poder después tomar las decisiones que conllevan la organización de vuestra familia.
- Mantén tu foco en las necesidades de tus hijos. Si no cuentas con la colaboración y entendimiento con tu ex, no entres en sus batallas, mantén un doble foco: uno en ti para atender todo lo que este proceso y su actitud te remueve y otros en tus hijos para no perder de vista que os necesitan a ambos (siempre y cuando no haya negligencia por ninguna de las partes).
Aquí no se trata de que cada uno ejerza el 50%, sino de que tu compromiso contigo y tus hijos sea del 100%. Atiende tu ciento por cien y deja que tu ex se ocupe de su ciento por cien o no. Pues que se responsabilice o no de su parte no está en tu mano.
Tu responsabilidad con tus hijos debe ser del ciento por cien. Asume esta parte que es lo que puedes controlar y suelta lo demás. Llegarás hasta donde puedas y siempre te quedará la tranquilidad de que hiciste lo que estaba en tus manos.
Lo demás suéltalo, no puedes hacer nada más. Si pones energía allí donde no tienes poder de acción, perderás fuerza para ponerla allí donde sí tienes capacidad de control y te generará sufrimiento al ver que la situación no cambia o que las cosas no son como te gustaría o como piensas que deberían ser.
- Suelta expectativas y ábrete a la posibilidad de que las cosas puedan ser de otra manera a como pensabas. Llegar a acuerdos requiere de cesión y tolerancia. Llegados a este punto no es fácil llegar a acuerdos al estar ambos, o al menos uno de los dos, en carne viva emocional.
Es un momento tremendamente sensible que requiere de apertura y escucha. No se trata de que “él o ella entienda que…”, sino de que ambos, o al menos tú, os abráis a que las cosas puedan ser de otra manera.
Desde la cerrazón del querer llevar la razón es muy fácil acabar en los tribunales innecesariamente.
Hay casos en los que ante la postura de una de las partes no quedará otra opción. Si este es tu caso es muy importante que te apoyes en amistades, familiares o profesionales que te sepan ayudar como necesitas.
Una separación encierra innumerables duelos, el más sencillo de elaborar tiene que ver con la pareja que se deja de ser y de los más difíciles guardan relación con la idea de familia que se esfuma con la ruptura y con el ideal de madre o padre que se tenía.
Tomar decisiones desde las ideas que se tenían de qué era ser familia y ser madre o padre, es realmente difícil y duro. Para que pueda resultarte más sencillo es importante que te abras a que tal vez la vida y la familia no era lo que creías.
Deconstruir tus creencias al respecto para abrirte a nuevas posibilidades es un paso fundamental para que este proceso te resulte algo más sencillo.
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