Cómo no sentir culpa tras el divorcio

La fiesta de cumpleaños de mi hijo mayor estaba terminando. Las madres llegaban ya a recoger a sus hijos, cuando las dos últimas se quedaron un rato y pudimos hablar.
Casi no nos conocíamos (soy nueva en el cole de este año) y no sabían que somos familia enlazada, así que sorprendidas me preguntaron casi al unísono “¡¿Estás separada tú también?!”. Ambas lo están y aquello dio lugar a una conversación agradable entre madres separadas. Y yo llegué a una conclusión: quiero volver a escribir sobre de la culpa.
En este otro artículo del blog cuento la diferencia entre los dos tipos de culpa y la raíz de esta. Y hoy quiero contarte cómo hacer el camino de vuelta de la culpa, es decir, una vez que nos hemos metido en ese agujero que supone, un lugar oscuro en el que el sentimiento de no merecimiento, de inferioridad y de rechazo hacia una misma es lo que predomina y que llega a arrastrar hacia la inmovilidad e incluso al victimismo. Hacer el camino de vuelta es esencial, pues de lo contrario es fácil que vayamos en la vida a trompicones con una sensación de malestar generalizada y casi perenne.
Cada emoción viene a darnos una información y la culpa lo mismo. Hace poco leía que la culpa viene a darnos una información muy valiosa porque nos hace saber que estamos yendo en contra de nuestros valores. Pero claro, cuando hablamos de separación y divorcio muchas veces nos vemos encerradas en el tormento de la culpa porque va en contra de los valores impuestos a través de la educación familiar, social y cultural.
No me cansaré de decir que la tradición judeo cristiana de la que venimos, supone un arraigo enorme a determinadas creencias limitantes que dificultan muchísimo vivir una separación o divorcio desde la plenitud. Puede que aunque estas ideas no existiera fuera con dolor, sí, pero podría hacerse desde la calma interior. Claro que precisamente por de dónde venimos, esto aun se hace tremendamente difícil y la consecuencia de esas creencias tan arraigadas en nuestro inconsciente es sentir culpa.
Por ello la separación puede ser una oportunidad para revisar nuestras propias creencias y valores. Tomar perspectiva y preguntarnos si esa creencia a mí me hace bien o no, si me da paz o no, y en función de la respuesta que obtenga mantenerla o modificarla. Pues la vida no va de lo que está bien o mal, de lo correcto o incorrecto, sino de lo que nos paz y lo que nos quita paz.

Así que si sientes culpa tras vuestra separación, es un gran momento para revisar los valores que rigen tu vida y después de reflexionar sobre ello decidir qué valores quieres desechar porque realmente no son tuyos sino más bien impuestos, cuáles quieres mantener y cuáles incorporar. Tal vez puedas incorporar el amor propio 😉 .
De esta forma podrás hacer el camino de vuelta de la culpa a ti misma. Porque esta te aleja de ti y te lleva a un lugar oscuro y sombrío que no permite que tu luz y esencia brille.
La clave está en utilizar la culpa a tu favor. Luchar contra ella solo la hará más grande, mientras que si la reconoces y te paras a preguntarte qué información viene a darte, estarás escuchando a esa voz sabia que se halla dentro de ti y que viene a ofrecerte una información constructiva para ti y tu vida.
Me siento muy culpable por dañar a mis hijos
La culpa al pensar que dañamos a nuestras criaturas pesa especialmente porque su vulnerabilidad es evidente y por el vínculo que nos une, nos corresponde su cuidado y bienestar. Hoy quiero aportarte otra visión para tratar de arrojar para cuando la sientas y así ayudarte a hacer ese camino de regreso a ti.
Además, esta culpa no surge solo a partir de la separación, sino que ya asomaba antes y después en cuestiones de crianza del día a día, como al gritarles ante un momento de falta de autocontrol.
Partiendo del hecho de que el aire que tú respiras contamina el aire que respira la persona que está contigo, podemos entender que absolutamente todos lo que hacemos influye en la vida de las personas de nuestro entorno, tanto nuestros actos como la omisión de estos. Cuanto más cuando se trata de las personas de nuestro sistema familiar.
Pretender protegerles de absolutamente cualquier situación de dolor es imposible. Y es que el dolor es inherente a la vida como lo es la alegría, por lo que no se trata de evitarles a toda costa cualquier malestar, sino más bien de acompañarles en las situaciones dolorosas para que así integren una forma saludable de transitar el dolor.
Es cierto que nuestras conductas puede dañar a nuestros hijos e hijas. Un grito daña, por ejemplo, es una falta de respeto que aunque está muy normalizada en nuestra sociedad, les perjudica. Pero es que el daño cero no existe, por lo que no se trata de fustigarnos y pretender el imposible de ser madres zen que nunca se alteran y siempre tienen una presencia y disponibilidad al 100% para sus criaturas y en calma. No. Nos necesitan auténticas, humanas, no perfectas.
Ahora bien, al ponerle conciencia al daño que puedan sentir, lo podemos reparar, y es precisamente esa reparación la que les ofrece la oportunidad de saber qué y cómo hacer al dañar a otra persona. Pues sin pretenderlo dañarán a otras personas de su entorno, y si en cuestiones del día a día reparamos el daño que podemos causar, podrán saber cómo reparar el suyo de una forma respetuosa y amable para ambas partes.

Cuando reparamos enseñamos muchas cosas y es un momento, también, de conexión emocional que estrecha el vínculo. Claro que con la reparación es importante que exista el compromiso con una misma de hacerlo un poquito mejor la próxima vez.
Para hacer el camino de vuelta a ti tras sentirte culpable por dañar a tus peques, puedes primero reconocer la culpa que sientes y mirarla de frente para después pensar (y si lo escribes a modo de lista de la compra mil veces mejor) en todas las cosas que hacer por tener y mantener vuestra conexión y fortalecer vuestro vínculo. Se trata de que cambies el foco, y en lugar de ponerlo en todo lo que aún te queda por hacer para mejorar, lo puedas poner en todo lo que ya sí haces y logras.
No mires hacia arriba de la montaña para lamentarte de todo lo que te llega hasta llegar a la cima, sino mira hacia atrás para alabar y celebrar lo que ya has logrado.
Mi hijo me culpa del divorcio
Y en lo que respecta al daño que la separación puede causar en tus peques, recordarte que la separación y divorcio no son dañinos. Sí puede ser durante el período de adaptación un momento sensible porque se dan cambios importantes en sus vidas, pero atendiendo y cuidando sus necesidades emocionales, como ante cualquier otro cambio que puedan vivir, es suficiente.
Cuando sientas culpa porque por la separación sientan dolor o creas que les daña, recuerda que sentir dolor no es malo, sí desagradable e incómodo, pero no tiene por qué ser traumático. De hecho, que en su dolor tú les acompañes es una forma de integrar a transitar el dolor de una forma saludable y que les servirá para otros muchos momentos de sus vidas.
Recuerda también lo que te comentaba al inicio de este artículo acerca de las creencias limitantes. Para y reflexiona acerca de qué valores e ideas están confrontando en tu interior que te encierran en ese lugar oscuro que es la culpa. Pon perspectiva.
Y acuérdate también de poner el foco en las necesidades reales de tus peques (amor, cuidado, pertenencia, apego seguro contigo…) y que evidentemente puedes seguir ofreciéndoles más allá de que sus padres tengan una relación de pareja o no.

Y si la culpa la sientes también hacia tu ex, recuerda que los seres humanos somos seres interdependientes y que estamos interconectados.
Imagínate un círculo de personas. Una de ellas agarra con la mano el extremo de un ovillo de lana y el grueso del ovillo lo lanza a otra persona. La que ha recibido el ovillo agarra con su mano una parte de la lana y lo vuelve a lanzar a otra y así sucesivamente hasta que queda los hilos de lana que conectan a todas las personas entre sí tejiendo una especie de red en el centro.
Ante una situación así, cualquier movimiento que haga una persona va a afectar al resto de personas que sujetan la lana. Pues así es nuestra vida. Cualquier acto que hagamos producirá una influencia, un impaco, en la vida de otros.
¿Dejas de vivir para no generar ningún impacto? Aún así esa no sería la solución porque igualmente influenciarías en sus vidas.
Siguiendo con el ejemplo que te traigo, podrías elegir quedarte quieta, inmóvil, para evitar que tus movimientos influyeran en los cuerpos de las otras personas. Pero en ese caso estarías dejando de moverte como tu cuerpo te pide y necesita para dejarte llevar por los impactos e influencias que los movimientos de los demás ejercen sobre ti.
Pues en la vida real pasa exactamente lo mismo. Puedes elegir no hacer por no dañar, pero entonces estarías viviendo según la vida de los demás, condicionada por sus actos, decisiones e incluso viviendo a través de sus valores, no de los tuyos.
Amor. Eso es lo que necesitamos en esta vida. Nada más. El resto son accesorios que pueden ser muy agradables y hacernos la vida mucho más cómoda. Por supuesto, pero desde el punto de vista emocional y psíquico, lo único que necesitamos es amor, empezando por el amor a ti misma. Claro que si te faltó en tu infancia, resulta más difícil sentir amor propio y entonces la culpa es más pesada y el encierro en la cueva del malestar al que arrastra la culpa perdura más tiempo.
Por eso es importante que puedas hacer los caminos de vuelta a casa cuando sientas el peso de la culpa, para no quedarte ahí atrapada. pues por ser tú, por existir, te mereces vivir de una forma plena y abundante.
Seguiré escribiendo sobre la culpa porque está muy muy presente en las situaciones de separaciones y divorcios. Me ayudaría mucho saber qué es lo que más culpable te ha sentir para escribir sobre ello y ayudarte así. Te leo en los comentarios.
Rocío, muchas gracias por tus reflexiones…
Y qué pasa con el tener culpa también cuando «te dejan». Y es que la culpa a las mujeres nos persigue…
Ya desde pequeñas oír a tu madre/padre ironizar con la culpa cuando cometes un fallo:
«ahora es mi culpa, no?», haber visto en tus padres los ojos que te echan la culpa sin hablar, la culpa de sus frustraciones, la culpa por existir…
Cómo no va a salir esa culpa aunque «te dejen» ¿cómo librarse de ella? ¿cómo no sufrirla y que te arruine la vida?
Un abrazo grande!
Susana, esa culpa es inmensa. Además está poco reconocida y puede llegar a ser la raíz de muchas dificultades en la adultez. Justa de esa culpa es de la que hablo en el primer artículo que escribí sobre la culpa, es este. Échale un vistazo porque creo que puede ayudarte. Y cuando lo hayas leído, entonces mira este otro en el que hablo sobre la niña interior. Creo que en ambos puedes encontrar respuestas que pueden ayudarte de forma concreta con lo que planteas.
Liberarte de esa culpa es vivir desde el merecimiento. Porque por el hecho de ser y existir te mereces una vida plena en la que vivas en lugar de sobrevivir. Se puede, solo necesitas andar el camino. Es un proceso, por lo que ten paciencia contigo y ve paso a paso. Estos dos artículos pueden ser un buen inicio.
Un fuerte abrazo.
Hola! Tus palabras me ayudan a digerir y transitar los episodios que voy viviendo tras mi separación, muchísimas gracias. La culpa está muy presente, desde todo el daño que generé en mi expareja hasta el sentir que mi hija lo pase mal por esta situación, no pienso en mí, no pienso en que ahora tengo más energía, más amor hacia mí misma, no se han vuelto a repetir situaciones de odio hacia mí misma por la tensión que se generaba en discusiones con mi ex… Solo siento culpa de como reacción, por qué no pude gestionar mejor mis emociones, por qué me perdí tanto si yo amo a mi familia… Y es muy doloroso, y voy colocándolo y entendiendo muchas cosas, sigo caminando… Gracias por estar ahí CREADA!
Muchas gracias por tu confianza. ¿Necesitas perdonarte? Porque si es sientes que necesitas pedirte perdón, hazlo. Te mereces perdonarte y seguir caminando. Lo hiciste lo mejor que supiste y pudiste. Todo el mundo la cagamos y también en las relaciones. Date tiempo, como has dicho, vas entendiendo muchas cosas. Pues seguirás entendiendo más. Ten paciencia y compasión contigo misma. Un abrazo 🙏🏽❤️.
Hola, justo hace un rato he sentido esa culpa que va y viene, por las circunstancias que vivimos en mi familia, lo que ha pasado esta tarde se repite con frecuencia y al final llego a la conclusión (seguramente errónea) de que «es el precio que tengo que pagar» por haber sido quien decidió separarse.
Resumen: El papá de nuestro hijo viaja con frecuencia y cuando lo hace está entre 4 y 6 semanas fuera, esto obviamente altera las semanas alternas que estamos con él.
A todo esto decir que mi hijo tiene totalmente idealizado a su padre, puede que porque sí, sin más, y puede ser que el hecho de que desde bebé (ahora tiene 8 años) haya vivido sus ausencias por motivos laborales, su necesidad de estar con él sea mayor que la de estar conmigo.
Volviendo a esta tarde…su padre regresó el 23 de diciembre ( después de 4 semanas fuera), ha estado con nuestro hijo hasta esta tarde que habíamos acordado hacer el cambio, ha estado 10 días con su padre y yo ya con un mono de estar con él que me subía por las paredes…pues estábamos jugando sin juegos, a reírnos, a hacernos bromas y achucharnos….cuando se ha puesto serio y me ha dicho que quería volver con su padre….porque necesita recuperar parte del tiempo que ha estado sin verlo, después se ha puesto a llorar…
Me ha preguntado si lo entiendo ( siempre lo hace) y una vez más ha dicho literalmente que a ver si entiendo que lo quiera un poquito más a él que a mí, ya que a él lo echa de menos …
He llamado a su padre (con todo el dolor de mi corazón) y se lo ha llevado.
Esto ha sucedido en varias ocasiones (nos separamos este verano pasado), cuando me he quedado sola en casa no he podido evitar pensar que esta situación es consecuencia de mi decisión de separarme, y que me toca apechugar….
Aunque lo que más deseo es estar con mi hijo no quiero que esté conmigo y llorando por no estar con su padre.
Por otro lado, hay también cosas muy importantes de las que sí me siento muy orgullosa, y es que su padre y yo nos llevamos de maravilla, seguimos haciendo muchas cosas juntos, entre ellas pasar el 24, 25 y 26 juntos (el 24 se quedó a dormir en mi casa) y la noche de Reyes también lo hará…hay gente que dice que esto puede confundir al niño, pero no ha sido así.
Y me alegro enormemente de que aunque nos hayamos separado podamos vivir la mañana de Reyes los tres juntos.
Decidí separarme de él porque me fui desconectando de la relación hasta llegar un punto en que sólo sentía aprecio y cariño por él, pero ningún sentimiento parecido al que se le tiene a una pareja de verdad.
Él por su parte me trata con cariño y respeto, por lo que puedo afirmar que es una separación consciente, en cuanto al niño se refiere formamos un gran equipo, como padres vamos a una, cosa que como pareja no era así..
Quería hacerte una pregunta, Rocío…si le digo a mi hijo que entiendo que prefiera estar unos días más con su padre pero que yo llevo días sin verlo y también necesito estar con él…le estoy planteando el conflicto de lealtades del que tanto habíais?
No sabes cuánto me ayuda leerte, mil gracias por lo que escribís, los vídeos, etc…son sanadores!! Y muchos llegan en el preciso momento en el que nos hacen falta.
Os deseo un año 2022 lleno de paz interior.
Un abrazo,
Elisa
Hola Elisa, disculpa que no te haya contestado hasta ahora, pero hemos estado unos días de vacaciones. Qué bonito y sanador para tu hijo que podáis tener la relación que tenéis, enhorabuena, es un beneficio para todos. Te animo a que puedas aliviar esa culpa, ya que no te la mereces. Te mereces sentirte en paz, máxime cuando te encontrarte en la relación como cuentas. La separación es muchas veces un acto de amor, responsabilidad y generosidad y no tienes que apechugar con nada por haber tomado la decisión. Esa es una idea castigadora que bebe de la tradición judo cristiana de la que venimos. Te animo a que reflexiones acerca de ella y te desprendas de la misma si así lo sientes. En cuanto a tu pregunta, hay formas de plantearle lo que comentas sin que ello genere conflicto de lealtades. Hay acuerdos a los que podéis llegar. Si te parece, nos vemos en la sesión de valoración gratuita y así lo hablamos tranquilamente. Escríbeme a rlopezchica@creada.es y te envío el enlace para vernos. El medio escrito tiene sus limitaciones y necesito más información para poder darte una respuesta concreta atendiendo la edad y necesidades de tu hijo. Quedo a la espera de tu mail. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu confianza.
Hola Rocio, recien leo este post y me siento muy identificado con los sentimientos que afloran durante una separacion y mas aun cuando uno es el que decide terminar con la relacion.
En mi caso antes de separarnos ya sentia que todo el amor hacia mi ex se habia ido por completo, es cierto que le tengo mucho aprecio, carino, la quiero mucho pero no mas que eso, no podia ofrecer lo que realmente una mujer quiere y necesita de una pareja. Sin embargo por el mismo sentimiento de culpa no decidi terminar la relacion en su momento y continue con absolutamente cero animos y tratando de hacerla sentir bien poniendo sus sentimientos sobre los mios. Pasado poco tiempo, conoci a una mujer, que realmente entro en mi vida justo cuando yo me sentia como un muerto en vida, sin animos ni emociones, y fue como un golpe de adrenalina ya que me inyecto de vitalidad y me hizo darme cuenta como venia viviendo una vida que no me hacia feliz.
Para hacerte el cuento corto, mi esposa descubrio todo, yo le pedi mil disculpas pero mi esposa siempre espero que yo la conquistara nuevamente, que le diera flores, dedicara canciones pero yo no queria seguir enganandola ni a mi mismo acerca de mis sentimientos, y solo le ofreci disculpas. Y asi vivimos como 2 anos mas yo totalmente indiferente y ella pidiendome amor y yo con todo el dolor de mi alma no podia darle mas que mi compania y mi apoyo economico y ayuda con todas las responsabilidades en la casa con nuestra hija.
Al final decidimos separarnos y a mi aun me carcome la culpa enormemente por haber terminado mi matrimonio de esa manera y haberla tratado tan mal.
Miguel muchas gracias por compartirnos tu experiencia. Te mandamos un abrazo enorme, entendemos tu dolor y esa carga de culpa que describes, por eso mismo te animamos a leer el artículo de este blog: «Me ha dejado por otra persona». En esta lectura puedes descubrir que esa mujer que nombras fue tu persona despertador y puede que la visión que te ofrecemos te ayude a aliviar la carga de culpa que sientes y te des permiso para ser feliz. Un abrazo.