Cómo evitar el sufrimiento de los hijos en la separación
Una de las razones más habituales por las que se alarga y procrastina el momento de la separación es precisamente ésta, no querer que los hijos sufran con la separación. Claro que para no sufrir por este posible sufrimiento de los hijos e hijas, es importante entender algunas cuestiones.
Mantener una relación de pareja que ya no suma, que no enriquece, que más que en el amor está basada en el miedo a la separación, no es garantía de no sufrimiento para los hijos. Tenemos tan arraigada la idea de familia estándar y felicidad que falta bastante perspectiva y autocrítica para ver que en mucho casos ese aguantar por los hijos es lo que les perjudica y puede ser causante de dolor y sufrimiento.
Sin embargo, esto pocas veces se plantea y sí de forma casi inevitable se hace el paralelismo de separación igual a sufrimiento para los hijos, y NO. En absoluto tiene por qué ser así. Esta creencia es una más de las tantas creencias limitantes que albergamos sobre la separación.
Lo que tratamos de decirte es que ni mantener una relación de pareja es sinónimo de bienestar emocional de nuestros hijos, ni una separación sinónimo de malestar. Lo que nuestros hijos e hijas requieren de sus figuras parentales es que seamos felices. Y cuando una relación de pareja llega a su fin, mantenerla a la fuerza difícilmente va a crear un clima favorable para el bienestar emocional de los miembros de la familia.
Cuando nos separamos pareciera que todo lo que sucede que se salga de la norma de lo que se considera correcto o positivo, es responsabilidad de la separación. Por ejemplo, es habitual que en los centros escolares ante el mal comportamiento de un menor se haga referencia a que sus padres están separados como la explicación más plausible a dichas conductas disfuncionales y entonces pareciera que esto lo explica todo. Sin embargo esto no sucede en el caso contrario, cuando otro menor se comporta de forma inadecuada y sus padres mantienen la relación de pareja, prácticamente nadie se para a cuestionarse si tal vez en casa sus figuras parentales estén manteniendo una relación de pareja pese al hastío que hay entre ellos y esto esté afectando al niño o a la niña.
Ante la separación parece que todo se debe a la misma y no es así. Cuando una relación de pareja se termina, la familia no se rompe, cambia de molde, claro que esto supone un cambio vital muy grande en la vida de todas las personas de la familia y requiere entonces un tiempo de adaptación para integrar este cambio. Ahora bien, la separación ni es mala ni dañina, lo que puede ser malo o dañar es una mala gestión de la separación, pero no esta en sí. Como puede dañar y perjudicar una mala gestión en la relación de pareja donde hay tensión, violencias invisibles, pasividad agresiva, conflictos mal gestionados y desproporcionados…
Como madre, es comprensible que te salga el automático de querer evitarles a toda costa el sufrimiento a tus peques y te agobie la idea de que puedan sufrir. Sin embargo, esto no es posible porque el dolor es inherente a la vida.
Vivir tratando de evitarles el dolor y el sufrimiento puede generarte más estrés y sufrimiento a ti. Y será ese sufrimiento entonces lo que les transmitas, aunque no quieras. Está en tu mano evitarles esta espiral de estrés innecesario.
Es más, te diría que aunque el dolor forma parte de la vida de la misma manera que la alegría, el sufrimiento, aunque está muy presente en la vida de las personas nos atrevemos a decir que no tiene por qué existir. Puede darse o no. Y es que el sufrimiento es la resistencia, la no aceptación, los juicios acerca de lo que sentimos y está sucediendo. Es el rumiar egocéntrico del dolor. Es la consecuencia de no transitar el dolor, aceptarlo y soltar desde la confianza. La confianza en lo que es.
Por eso los niños y niñas no están tanto en el sufrimiento como en el dolor, pues el primero es más racional y el segundo tiene que ver con lo que se siente. En la medida en la que tú te permitas sentir el dolor y no luches contra este, así podrás acompañar a tus peques en sus momentos de dolor y convertir el hecho de vivir una separación con hijos en una oportunidad para fortalecer vuestro vínculo.
Además, cada situación de dolor que pueda transitar junto a ti, es una forma de integrar una manera sana de atravesar un momento doloroso. Y es que la mayoría de la población adulta actual hemos crecido siendo analfabetas emocionales y lo que aprendimos en su momento fue a evitar el dolor.
Incluso en algunas familias no se podía hablar de nada que pudiera generar dolor, pues existía (y aún hoy en muchos hogares) la falsa idea de que lo que no se nombra no existe y mejor no hablar de cosas tristes. Como si el hecho de no hablarlas las hiciera desaparecer.
Y esto no es así, precisamente la palabra calma y cura y nuestros hijos e hijas necesitan que pongamos palabra a aquello que están sintiendo, que nombremos lo que estamos viviendo para así poder darle un orden y sentido e integrarlo.
Por esto, cada situación dolorosa que vivan tus hijos puede ser una oportunidad para estrechar vuestro vínculo y alimentar vuestra conexión emocional. Puedes cambiar tu mirada y foco y en lugar de tenerlo en tratar de que no sientan según qué cosas, vivir el oleaje de las emociones desagradables como una gran oportunidad para conectar entre vosotros y aprender sin temor a equivocarte. Para ello lo que está en tu mano ante situaciones dolorosas, o que les puede generar sufrimiento, es:
- Que te sientan presente y disponible, así como que sientan que tienes la plena confianza de que pueden superar y atravesar ese dolor.
Habrá momentos en los que físicamente no estén contigo, momentos en los que no te puedan ver ni tocar, pero sí pueden sentirte cerca. Y es que cuando estando físicamente juntos hay esta presencia y disponibilidad, en la distancia pueden sentir esa conexión contigo. Eso es mucho y muy importante.
- Escúchales, dale valor a lo que te cuentan para que sientan que pueden confiar en ti. Que para ti es importante eso que te están contando en ese momento, que no es una tontería.
- Valídales el dolor y ayúdales a transitarlo de una forma asertiva y resiliente. Así podrán avanzar sin que ese dolor se convierta en un obstáculo en su vida o en el inicio de una cadena de sufrimiento, sino más bien un aprendizaje que os puede unir y del que puede que tú, al acompañarle, también aprendas.
Tal vez saber que esto es lo que está en tu mano y que no es malo que sientan dolor, sino que este forma parte natural de la vida, te ayude a sentirte más libre, tranquila y sin miedo. En este estado de paz podrás ayudar más y mejor a tus peques a atravesar el dolor aunque no es algo que vayas a lograr de la noche a la mañana, sino que requiere su tiempo, como cualquier proceso. Primero está la toma de conciencia, después el compromiso contigo de hacerlo diferente y por último practica, práctica y más práctica. Así que sé paciente y compasiva contigo y no te exijas como si todo dependiera de ti, pues no es así.
Recuerda que gracias a cada experiencia de transitar el dolor de una forma saludable gracias a tu acompañamiento, estará integrando una forma sana de hacerlo que le valdrá para otras situaciones futuras que inevitablemente encontrará a lo largo de su vida. Algo que muy probablemente se aleja a lo que tú y cada uno de nosotros vivimos en nuestras infancias.
Los adultos de hoy tenemos muy vivos nuestros niños y niñas interiores y eso guarda mucha relación precisamente con todas las situaciones dolorosas y experiencias emocionales que no fueron validadas ni acompañadas como necesitamos.
La tristeza como la alegría son inherentes a la vida, el dolor forma parte de esta. No se trata de evitarlo sino de aprender a transitarlo. No es malo ni perjudicial para tus hijos que sientan dolor, lo sienten por muchos motivos desde después de nacer, así que quítate la carga de culpa que tanto te pesa y te dificulta sentirte en paz y segura.
Claro que para eso es importante que te transites tus miedos ante la separación, puede que este vídeo te ayude.
Y si después de leer esto quieres que te ayudemos a sentirte mejor contigo misma para que puedas sostener a tus peques como necesitan y acompañarlos con más herramientas, escríbenos a rocioymiguelangel@creada.es y hablamos, porque vivir una separación con hijos no es un fracaso ni tiene por qué ser la por experiencia de tu vida.
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