
¿Te consideras una heroína o una campeona?
Así de pronto puede parecer una pregunta rara, pero si me sigues leyendo vas a entenderla, y lo que es mejor, vas a poder contestar.
En un Post anterior te hablé de la importancia del storytelling y cómo podía servirte como herramienta en tu camino de reinvención. A todo el mundo le gusta más que le cuente una anécdota o una historia, a que le expliquen un contenido teórico. El motivo es sencillo, nos gusta más lo que nos vincula con una emoción, a algo que está carente de sentido para nosotros.
Así pues, todas las buenas historias siguen un hilo argumental muy similar. Es lo que Joseph Campbell llamó el viaje del héroe. Desde caperucita roja a Alicia en el país de las maravillas o desde la Guerra de las Galaxias a Matrix todas nos gustan porque comparten la esencia del mito fundamental. Conocer su estructura te ayudará en tu camino de reinvención, por eso te voy a contar mi propio viaje del héroe.

Antes de continuar te voy a ayudar a responder la pregunta con la que iniciaba este artículo. Cuando se habla de héroe o heroína nos referimos una persona como tú y como yo que ante una llamada decide recorrer un camino de autodescubrimiento. Sin embargo una campeona o un campeón es alguien de por sí extraordinario. Por eso me gusta más la figura del héroe, entendiéndose así que cualquiera podemos serlo.
Para Stephen Gilligan y Robert Dilts en su obra “el viaje del héroe” existen ocho pasos fundamentales.
La llamada.
En mi caso estaba en un trabajo más o menos estable (si es que eso existe) con un sueldo medio y desarrollando unas competencias profesionales que ya dominaba. No obstante, no recuerdo en qué momento sentí cierta desazón interna. Algo en mi interior me decía que la vida no podía consistir en un trabajo de siete u ocho horas esperando a que llegara el final de mes, una vez tras otra. Quería volverme a sentir motivado, que mi vida tenía propósito.
El rechazo de la llamada.
A pesar de haber escuchado la llamada, me decía a mí mismo, que quizás era una quimera o un sueño inalcanzable.
Para más inri, y lo que escuchaba a mi alrededor venía a confirmar que debía rechazar esa llamada. La crisis, la dificultad de encontrar algo mejor, el hecho de pensar que ya era afortunado por tener un buen trabajo de lo que había estudiado…
Cruzar el umbral.
Tuvo que pasar cierto tiempo, para descubrir que la llamada era incesante y no algo pasajero. Así mi desazón crecía y mi necesidad de libertad daba paso a las ansias.
La vida se encargó de subirme el volumen, y tras una crisis interna decidí que había llegado el momento de emprender el viaje.

Encontrar a los guardianes.
En mi caso tuve la enorme fortuna de encontrarme con varias guardianas, n especial con una que fue la más importante, Rocío. Y quiero decirte amiga mía, que en todo camino encontrarás aliados o mentores que te pueden ayudar.
Algunas de estas guardianas, como en mi caso, te las encontrarás en la vida como un regalo. En otras muchas ocasiones tendrás qué buscarlas. Esto también lo hice y lo sigo haciendo. Me refiero a la necesidad de buscar algún mentor que ya haya recorrido el camino antes y se encargue de ilustrar y ayudar.
Enfrentarse a los demonios.
Como en toda buena historia encontrarás aliados pero también enemigos. En la película el padrino encontrarás una frase que para mí encierra su trascendencia. “Ten cerca a tus amigos pero tengo aún más cerca a tus enemigos”. No olvides que en el camino de la reinvención la mayor parte de tus demonios serán de origen interno. No cometas el error de buscarlos fuera de ti, ya que el mayor obstáculo que encontrarás partirán de tus propias creencias.
Desarrollo del Ser.
A partir de aquí se dan los cambios más profundos e importantes. Si quieres que cambie tu realidad tienes que empezar por cambiar tú. En mi caso este cambio de paradigma comenzó por la humildad de comprender que el camino del desarrollo personal se comienza pero no se termina. Tuve que hacer muchos cambios a nivel interno, de creencias, de actitudes y de reconocimiento de que en ocasiones me equivocaba y tenía que volver sobre mis pasos.
Ahora bien, también te contaré que como en el viaje de Itaca, disfruté y disfruto cada día del propio viaje más incluso que de la meta.
La transformación.
He de reconocerte, que la transformación ha sucedido, pero no creo que haya concluido. Es más, pienso que afortunadamente es un camino inconcluso. Dicha transformación se da de una manera progresiva, y requiere de cambios en muchos niveles. Hace falta aprender cosas nuevas, aceptar con humildad, reconocer errores y sobre todo disculparse cuando se reconoce que se puede hacer mejor.
La vuelta a casa.
Para mí este último paso, tiene mucho que ver con lo que yo llamo el descanso del Guerrero o de la guerrera. Entendiendo que el viaje de la heroína es circular, por eso no lo entiendo como un regreso a casa sino como un descanso para volver a comenzar un nuevo viaje
¿Y tú? ¿En qué fase del viaje del héroe te encuentras?
Deja una respuesta