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divorcio con hijos

LA SEPARACIÓN CON ADOLESCENTES

Escrito por Rocío y Miguel Ángel Deja un comentario

La separación con adolescentes en casa a suele preocupar mucho por el miedo a sus reacciones principalmente, ya que mientras que cuando son más pequeños parece que se tiene más control sobre los hijos e hojas. A esto se le suma el gran desconocimiento que existe acerca de esta etapa, así como de las necesidades de los adolescentes. 

Con este artículo queremos arrojarte un poco de luz acerca de esta etapa y de qué sucede cuando hay una separación con hijos adolescentes, para ayudarte así a encontrar más serenidad y confianza. 

La adolescencia.

Es importante formarse en torno a esta etapa para no caer en los clichés y falsos mitos que lo único que hacen es alejarnos de nuestros hijos e hijas adolescentes. 

Para empezar, comentarte que esta es bien larga, se inicia en torno a los 12 años y finaliza en torno a los 24 años y no se trata de una época en la que haya que sobrevivir y superar como sea, sino que es una etapa con gran implicación en el desarrollo de la persona y solo necesitamos entenderla para poder entenderles. 

Uno de los mitos más frecuentes sobre la adolescencia es que las hormonas son las responsables de que pierdan la cabeza, pero no son las hormonas las responsables de que hagan según qué cosas, sino que lo que experimentan los adolescentes es el resultado de cambios que se dan en el desarrollo de su cerebro. 

Entender qué sucede desde el punto de vista del neurodesarrollo va a facilitar muchísimo que puedas entender a tu adolescente y así relacionarte desde un lugar de mayor comprensión y entonces más conexión emocional, lo que facilitará la convivencia y estrechar vuestro vínculo. 

Otro de los mitos más extendidos es que se trata de un momento de inmadurez y que lo único que necesitan es tiempo para madurar. Por la desinformación acerca de esta etapa puede asustar y resultar difícil de comprender, ya que son muchas cosas nuevas que se alejan de las vividas en la primera y segunda infancia, sin embargo, esto no quiere decir que sea peor. Los adolescentes se están descubriendo en su propia identidad, por ello necesitan desidentificarse de sus progenitores. No porque sean unos desagradecidos, sino porque están en la búsqueda y encuentro de su propio yo, por eso es vital que puedan vivir sus propias experiencias y dentro del marco de límites necesario, tomar sus propias decisiones.

El último de los mitos que queremos poner de relieve hoy aquí, es que en la adolescencia no se trata de pasar de la dependencia adulta a una total independencia, sino que es una progresión cuyo equilibrio es la interdependencia.

 Con la adolescencia llega una etapa de separación, de desidentificación de sus referentes adultos, especialmente madre y padre para irse encontrando con su propia identidad. Por esto mismo busca salirse del núcleo familiar a todos los niveles y esto es precisamente lo que agita al adulto. Comienza a salirse del engranaje familiar para encontrar e identificarse con el suyo propio y para eso busca otros iguales, quienes pasan a ser sus referentes y con quienes necesita vivir sus propias experiencias de las que aprender y con las que crecer.  

El miedo a sentir el rechazo de los hijos adolescentes y a su juicio es lo que suele suscitar mucho miedo ante la idea de afrontar la separación con hijos/as adolescentes. Sin embargo, no son gremlins mojados, son personas en un momento de cambio que requieren que cambies tu mirada hacia ellos y entiendas qué necesitan.

Sus necesidades.

Necesitan que se les entienda, se les escuche, que no se les interrumpa para sermonearle y decirle joyas del tipo, “tendrías que…”, “yo ya sé lo que te pasa…”, “yo con tu edad…”, de esta forma no se sienten escuchados y requieren mucha escucha activa desde el ser que son. 

No necesitan que nadie se meta en sus historias pero requieren de una guía, un adulto que les pregunte “¿quieres saber mi opinión?”, “¿Quieres que te cuente lo que yo sé sobre esto?” “¿Quieres que te cuente como lo hacía yo cuando…?”. Necesitan de adultos respetuosos y humildes que les permitan ser y les escuche de verdad, sin estar esperando que terminen de hablar para así soltarles el sermón. En esta etapa lo cuestionan todo y también van a cuestionar lo que les digan sus adultos de referencia, por ello necesitan conversaciones en las que puedan hablar, contar y mostrarse sin juicio. 

Por ello pregúntale cómo se siente, pero desde la conexión, no desde el interrogatorio, pues si lo vive como si quisieras sonsacarle todo lo que siente y piensa se cerrará en banda. Además, necesitan una guía, la compañía de quien está a su lado, pero permite que viva sus propias experiencias. 

Ahí está el equilibrio entre libertad y límites que necesitan, pues es una etapa en la que la sensación de libertad es necesaria para dar salida a la necesidad de exploración y de encontrarse en su propia identidad, sin cruzar las líneas rojas que cuidan. Y es que los límites salvaguardan la integridad física, emocional y mental de la persona, por lo cual estos son necesarios. Se trata en definitiva de ser como juncos, bien fuertes en la raíz con la capacidad de ser flexible. Y confiar, confiar tanto en los hijos como en la vida. 

Necesitan también sentir que pertenecen y que son válidos, a fin de cuentas con las mismas necesidades emocionales que en la infancia y adultez, solo que con cambios en la forma, ya que la tribu ya no la buscan en el clan familiar, sino en las amistades. Ahora bien, necesitan saber que estáis ahí, que pueden volver a vosotros cuando lo necesite, aunque muchas veces no lo expresará tal cual, pero le da confianza y seguridad saber que seguiréis ahí cuando quiera volver. 

Lo que necesita de ti.

Por tu parte lo que requiere la adolescencia es que te informes, te formes y cambies tu mirada. 

El mayor reclamo de madres y padres adolescentes es, “es que no reconozco a mi hijo/a”, y claro, esto es lo que más remueve a los adultos porque saca de la zona conocida hasta ahora, porque de repente ya pareciera que desconocemos quien está delante nuestra, sin embargo forma parte del proceso, de la etapa en la que se encuentra y de su desarrollo madurativo, no es algo malo. 

Al juzgarlo como negativo ya estamos perdiendo la conexión con la persona adolescente y eso va a debilitar el vínculo y la comunicación. 

Se trata de un cambio y toda persona adulta solemos ser reacia a estos si no le ponemos conciencia, por ello es importante tener en cuenta que esta etapa requiere un cambio de energía, de forma en la comunicación, de liderazgo, de recursos y herramientas para así mantener la posición adulta entendiendo que el hijo/a se está haciendo mayor, está madurando y es importante para su desarrollo respetar su proceso. 

La separación con adolescentes.

Habiendo entendido ligeramente el momento en el que se encuentran los adolescentes, puede serte más fácil comprender la separación de los progenitores no tiene por qué ser ni mejor ni peor en esta etapa. Lo que requiere, como en la etapa de la primera y segunda infancia, es que conozcas sus necesidades para así poder acompañarles atendiendo sus necesidades emocionales y comprendiéndoles. 

Así que ante la gran duda de ¿cómo le contamos que nos separamos?, ten como referencia este artículo pues es igual para todos los hijos e hojas en sus líneas generales, sólo necesitarás adaptar el lenguaje a la etapa en la que se encuentra. 

Los adolescentes agradecen mucho la claridad y honestidad, por eso cuéntales la verdad omitiendo los detalles que no son necesarios que sepan y que no van a construir. Y como cualquier niño o niña, necesitan saber que quienes se separan son mamá y papá (o mamá-mamá o papá-papá) entre sí, pero que el divorcio no es con ellos, es decir, que vais a seguir cuidándoles y amándoles como habéis hecho hasta ahora. De lo contrario es fácil que puedan sentir conflicto de lealtades.

Y a partir de ahí mantener el orden en la familia, es decir, seguir asumiendo el rol de madre y padre desde la adultez, sin caer en luchas de egos que pueden dejar huérfanos emocionalmente a los adolescentes. Para ello conocer las bases de la separación consciente puede ayudarte, en este vídeo puedes encontrar información al respecto.

Como en el caso de la primera y segunda infancia cuidar mucho que entiendan que no tienen que elegir entre uno de ellos dos, esto es crucial y si tu ex tiende a manipular y a hacerle sentir esto, al menos tú libérale de esta carga. Al menos tú podrás ofrecerle el remanso de paz en el que descansar y sentirse libre de poder amar sin caer en la culpa, y que si tu ex no aboga por una separación consciente tú sí puedes hacer tu parte y que tus hijos se beneficien de ello.  

Sabemos que puede resultar abrumador por los miedos que se despiertan, por ello te animamos a que puedas reconocer cada uno de esos miedos y no luchar contra ellos sino hacerte cargo reconociéndolos para que estos no condicionen ni tus actos ni tus decisiones. Es un cambio en vuestras vidas, pero es solo eso, un cambio más de los muchísimos que os quedan por vivir.

A nosotros nos tienes aquí al otro lado de la pantalla para responderte a lo que necesites o incluso para vernos en una videollamada en la sesión de valoración gratuita para resolver cada una de tus dudas. Puedes reservar aquí el día y hora que mejor te venga.

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CONDUCTAS HABITUALES DE LOS HIJOS TRAS LA SEPARACIÓN

Escrito por Rocío López de la Chica 4 comentarios

Si hay algo que preocupa especialmente a las madres es qué conductas van a desarrollar sus hijos e hijas tras la separación y cómo poder detectar si les está afectando o no el divorcio. 

Cada etapa evolutiva (primera infancia, segunda infancia y adolescencia) tiene unas características distintas y por motivos variados muchas veces es más fácil leer el comportamiento de los hijos e hijas para saber cómo se están sintiendo, que esperar a que nos lo expresen con palabras. 

Y es que como expresar verbalmente cómo se sienten no siempre les resulta fácil muchas veces nos harán saber su malestar a través de su comportamiento. Por ello es imporrante que en lugar de tratar de que dejen de hacer tal o cual cosa mira qué necesidad hay detrás de su comportamiento. 

Piensa en un iceberg, este solo asoma el 20 % de su tamaño en la superficie del agua y el otro 80% está bajo la misma. Pues el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes es similar, eso que muestran y que puede resultarte molesto, no es más que el síntoma de la necesidad auténtica que tienen y no saben expresar. Sus conductas disruptivas son su llamada de socorro hacia ti, su forma de decirte: «Mamá, te necesito, no sé bien qué me pasa, siento un gran malestar dentro de mí, ayúdame». 

Esto no quiere decir que les permitas transgredir los límites, pues tan importante es escucharlos como recordarles cuáles son estos. Si bien es bueno que tengas en cuenta que se trata de un período de adaptación en el que las criaturas necesitan del acompañamiento emocional para lograr la adaptación con éxito. 

Saber leer su conducta es importante para no recriminar su conducta, sino encontrar la raíz de lo que está sucediendo en su interior. Si entiendes que los comportamientos que muestran son fruto de los mecanismos que tienen en ese momento para hacer frente a la situación que están viviendo, puede resultarte más fácil mantenerte en tu centro y acompañarlos con la presencia y disponibilidad que necesitan de ti. Más adelante te pondré ejemplos de conductas y sus significados.

No siempre te resultará fácil o incluso posible, especialmente en los momentos en los que te encuentres inmersa en una crisis. La información que te ofrezco no es para que te la tomes al pie de la letra, considero que la información es poder y resulta útil siempre y cuando la hagas tuya atendiendo a tu realidad del momento. Procura no exigirte más de la cuenta y busca el apoyo y ayuda que puedas necesitar en cada momento, ya sea por ti y/o por tus hijos. En cada momento llegarás hasta donde puedas llegar, ponle conciencia y estará bien.

No siempre las conductas que muestran el síntoma de necesidades insatisfechas son incómodas de acompañar. Destaco algunas de ellas que pueden ayudarte a identificar si tus peques te están pidiendo ayuda a través de estas: 

Conducta de adulto o sobreadaptado

Hay quienes no reaccionan desde el primer momento de la separación, sino que parece que lo comprenden todo muy bien, se adaptan sin problema a la nueva realidad y facilitan enormemente la labor a sus progenitores. 

Quienes muestran una conducta sobreadaptada parecen comprender todo lo se les dice. No se enfadan, colaboran y complacen a los adultos. Pero estas criaturas no están cumpliendo con su papel de niño, sino que están adaptándose a las expectativas de sus referentes y buscan ser un elemento equilibrante en el resquebrajamiento familiar, justamente para no sentir la angustia que podría derivar de esa situación. 

Es muy posible que, si se comportan así, se resientan pasado un tiempo después de la separación y es que al percibir la amenaza de la inseguridad evitan vivir con ello, asumiendo entonces un papel de adulto y recogiendo la responsabilidad de cuidar y consolar a los miembros del núcleo familiar.

Es común que actúen como si fuesen mayores, intentando complacer a su madre o a su padre y supliendo el lugar que ocupaba el otro cónyuge. A veces es por iniciativa propia, porque encuentran tristes a sus padres o porque sienten que de esa manera mantienen el equilibrio familiar. Para que esto no se convierta en una patología es importante que se les escuche y se cree el clima necesario para favorecer que se expresen. Si te sientes triste puedes mostrarlo, pero sin cargar a tus hijos/as con tu propia pena, para evitar precisamente que suceda esto.

En estos casos, también puede suceder que se quieran quedar en casa haciéndote compañía, pues pueden sentirse en la obligación de ejercer de padres de sus padres, algo que les causará dificultades en sus vidas adultas. Evita esto. Para ello, sino los dos, al menos tú, transita el proceso de separación desde la persona adulta que eres. Si te centras en tus propias heridas, si como te explicaba al inicio, te colocas en la niña, estarás obligando a tus criaturas a asumir un rol que no les corresponde. 

Es frecuente también que estos peques sobreadaptados repriman en exceso su angustia. El hecho de que tengan una conducta excesivamente madura suele ser muy cómodo en el día a día de la convivencia, pero no es una actitud sana y supondrá consecuencias en un futuro. Lo sano es que puedan seguir viviendo su infancia desde la niñez y que no tengan que hacerse cargo de lo que no les corresponde. 

Para eso necesitan sentir que papá y mamá siguen ejerciendo su responsabilidad adulta y que hay espacio para su expresión emocional real y sincera.

Conducta regresiva

Regresión significa vuelta a un estadio anterior, en el caso de las criaturas es volver a comportarse como cuando eran más pequeños. 

La regresión es un mecanismo que utilizan para evitar el aquí y ahora que les puede estar causando dolor, angustia o culpa. Puede ser tentador pensar que son llamadas de atención sin importancia, pero no lo son. Si están queriendo llamar tu atención es porque tienen alguna necesidad, es su forma de expresar que no están bien, que algo les pasa. Pero muchas veces no saben qué es eso que les incomoda en su interior, por eso es importante que la escucha sea siempre con los oídos y el corazón, para que puedas ver lo que hay detrás de su comportamiento.

Muchas veces, lo que adoptan son conductas de bebé o como si tuvieran mucho menos edad de la que realmente tienen. En esos casos necesitan mucho más sentir el cobijo de tu cuerpo. A veces basta con cogerlos en brazos, acurrucarlos contigo y mecerlos. Cuando buscan ese cobijo lo mejor que puedes hacer es ofrecérselo. Puede resultarte cansado, sin embrago, eso también pasará. No es malo que te necesiten más, si es un período sensible de su vida es normal y es bueno que atiendas sus necesidades. 

Te animo a que no lo vivas como algo personal contra ti o cualquier otro tipo de juicio, piensa siempre en el iceberg y trata de saber cuál es la necesidad, el sentir qué les está incomodando y ponle palabras, valídales y explícales lo que necesiten. 

Conducta ansiosa

La ansiedad en las criaturas se muestra de forma distinta que en las personas adultas y en muchos momentos se mezcla con otras emociones como el miedo, el enfado, la rabia y la culpa. Los niños que se sienten ansiosos pueden presentar conductas disruptivas como rabietas, enfados inesperados y muchas veces se muestran con cierta inestabilidad emocional o bien comienzan a presentar síntomas típicamente ansiosos como morderse las uñas, tics, enuresis o cambios en su rendimiento escolar.

Con estas actitudes es como encuentran la manera de expresar su malestar. Por ello, evita tratar de controlar los síntomas ansiosos como los tics o la enuresis con castigos, pues quizás llegues a eliminar el síntoma, pero no estarás atendiendo la necesidad real. Negarlas o anularlas solo hará que el malestar permanezca o crezca y busquen otras formas de llamar tu atención sobre la raíz de lo que les sucede. 

Por eso, la salida sana está en que vivas esas actitudes como señales de SOS que te están lanzando y trates de averiguar lo que hay detrás de su comportamiento (la parte inferior del iceberg), así podréis atender su necesidad y desaparecerá el síntoma que muestra su malestar.

Conducta manipuladora

Antes de hablar de esta conducta, quiero dejar claro que los niños y niñas no son manipuladores y que todo su aprendizaje es por imitación. Aprenden de las conductas de las personas adultas de referencia de su entorno. La manipulación es un comportamiento que cuando lo desarrollan es porque lo han aprendido. 

A veces, durante las separaciones y después de estas, las criaturas son víctimas de numerosas alianzas entre la madre y/o el padre. En esos casos, es común que entren en conflicto de lealtades cuando alguno de los dos o ambos los fiscalizan hasta el punto de convertirlos en espías de sus exparejas. Cuando desarrollan conductas manipuladoras al haberlas aprendido de algún referente cercano, lo hacen con el fin de obtener provecho propio al tratar de sentirse mejor ante la nueva situación familiar.

Aprenden rápidamente qué es lo que deben decir a cada progenitor y qué deben callar, o qué decir o hacer para lograr lo que desean. Como, por ejemplo, pueden exagerar algo que han hecho con tu ex para que tú les ofrezcas lo mismo o más y así obtener el doble de privilegio, o, al contrario, posicionarse como víctimas ante una situación vivida con tu ex y que tú les des lo que piden. Situaciones poco agradables de identificar pero necesarias para poder ayudarles.

Por lo que si observas que desarrollan una conducta manipuladora, mira a ver qué pueden estar aprendiendo de ti y su otro progenitor. Si podéis hacerlo en equipo los dos será mejor, pero si la relación no lo permite por ahora, está bien, al menos tú te has dado cuenta. Pon de tu parte para no ser un ejemplo de manipulación y en cuanto a tus peques, háblalo y dales el espacio de confianza para que puedan sentirse libre contigo y sin la necesidad de andar con verdades o mentiras a medias. 

Conducta irascible

Sucede también que se muestran más propensos al enfado, parece que cualquier cosa les hace estallar y volcar sobre ti un volcán que no tienes ni idea de a santo de qué viene. Sobre todo, cuando regresan a tu casa desde la del otro. Esto sucede muchas veces cuando te han echado de menos: se muestran irascibles y con rabietas cuando lo que les ha sucedido, simplemente, es que querían estar contigo y no podían. 

No caigas en la culpa, lee esto desde la responsabilidad y acompaña desde ahí su enfado. Esto no quiere decir que les permitas que te falten el respeto, esa permisividad se da con facilidad si te sientes culpable. Atiende su necesidad real validando lo que sienten, ponle palabras y mantente disponible. 

Según avance el período de adaptación, esas vueltas a casa con irascibilidad irán suavizándose hasta desaparecer. Aprovecha estos momentos como oportunidad para conectar. Requieren una paciencia y presencia por tu parte que en el ajetreo del día a día es fácil desaprovechar. Ponle conciencia y apaga todos los pilotos automáticos de tu mente de «tengo que» para bajar al mínimo de revoluciones. 

Si ves que se repiten con frecuencia esos momentos sensibles a su regreso, póntelo fácil, no hagas planes para ese día que llega o esos 2 o 3 primeros días. Elimina cualquier expectativa y limítate a estar presente y centrada. Yo los llamo los días de alfombra y sofá. El único cometido que me proponía cuando mis hijos estaban en esa etapa era estar presente, me daban igual las lavadoras y cualquier cosa de la casa. Por supuesto, el móvil es como si no existiera, solo ellos y yo. 

La neurociencia nos dio una gran noticia cuando nos hizo saber que la plasticidad neuronal es un hecho. De forma muy resumida, se refiere a la capacidad flexible de nuestro cerebro para adaptarse a los cambios y que las nuevas experiencias generan nuevas conexiones neuronales que hacen que la estructura cerebral pueda ser cambiante hasta el final de nuestros días. 

Con esto trato de tranquilizarte si sientes que no puedes abordar ahora la raíz del comportamiento de tus hijos. Ya lo harás. Entender que su comportamiento es su forma de comunicarse contigo puede ayudarte a bajar el nivel de exigencia hacia ellos y no pedirles más de lo que pueden dar en este momento. Y entonces tampoco te exijas a ti misma más de lo que puedes dar. 

Busca apoyo en familiares, amistades o profesionales. Si están en plena crisis interna todo esto puede hacerse muy cuesta arriba. No quieras ser la madre perfecta y menos ahora. Cuídate tú también. Ten paciencia contigo y respeta tu propio proceso. 

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RITOS DE PASO, UNA FORMA DE INTEGRAR LA SEPARACIÓN

Escrito por Rocío López de la Chica Deja un comentario

Ante la separación lo que más preocupa cuando hay hijos comunes es que estos estén bien, que puedan ser felices “pese a la separación” como nos dicen muchas veces en las sesiones y que se adapten a la nueva estructura familiar. 

La separación es un cambio más en la vida y la vida está repleta de estos. En ocasiones un divorcio se hace más difícil por los juicios y etiquetas que les ponemos. Sin embargo, como todo cambio, sí requiere un período de adaptación y es éste el que hay que cuidar especialmente para favorecer la integración de la separación. 

Integrar la separación es lo que permite vivir en el presente, en el Aquí y Ahora en cuerpo y mente. De lo contrario nuestro cuerpo puede estar en el presente pero nuestra mente en el pasado, y a las criaturas esta circunstancia les genera inseguridad, miedo y entonces conductas disfuncionales. 

Hay distintas maneras de integrar la información, como por ejemplo la repetición reiterada de la misma, pero hay otra que puede ser más eficiente, como son los rituales. Los ritos de paso de una etapa a otra permiten que el cerebro lleve al inconsciente la información a través de lo simbólico y es así como puede darse la integración con relativa facilidad. 

En occidente hemos perdido muchos ritos y denostado el valor de los rituales, cuando por tratarse de algo simbólico el valor que tienen es muy grande y favorece, por ejemplo, integrar el momento en el que estamos, la etapa en la que vivimos en este caso, como familia. 

Los rituales son símbolos que marcan un acontecimiento y ayudan a hacer el tránsito de una etapa a otra, especialmente a los niños y niñas, pues entienden mejor el lenguaje simbólico que el verbal, especialmente en la primera y segunda infancia. Aunque es algo que beneficia a todo el mundo, también a adolescentes y personas adultas, así que si estáis en el proceso de separación o ya se consumó pero sientes que la adaptación no está terminada, te recomiendo que lleves a cabo uno. 

El rito lo puedes hacer tú sola con tus hijos o si vuestra relación lo permite, hacerlo de forma conjunta con tu expareja. Puede ser de invención propia y si en la creación del mismo participan tus peques será incluso mejor. La cuestión es hacer algo que simbolice la despedida agradecida a lo vivido hasta el momento para honrar la etapa que ha terminado y darle la bienvenida a la nueva. 

Yo te voy a contar algunas ideas, pero son solo eso, ideas, no tienes que hacerlo tal cual para que funcione, más bien utiliza la siguiente información como inspiración y confía en ti, déjate llevar y hazlo a tu manera o mejor aún, a vuestra manera. Ten en cuenta la edad de tus hijos/as y sus intereses.

Calendarios

Saber cuándo están contigo y cuando con tu ex pareja les da seguridad y confianza, les ofrece la sensación de estabilidad que aportan las estructuras, por ello además de ser un recurso muy bueno para ofrecerles todo esto, podéis utilizarlo como rito de paso en su elaboración. 

Calendario mensual

Podéis hacer un calendario casero que se hace con pinzas de la ropa, pues además de ser muy visual, es una manualidad que podéis hacer conjuntamente. 

Necesitas tantas pinzas de la ropa como días tiene el año, 12 colores de pintura (una por mes) y un cordel en el que ir enganchando cada pinza que esté pintada. 

Las pinzas se pintan solo por un lado porque la idea es que según va pasando cada día, se le dé la vuelta a esta. Así se ve a simple vista qué día es, pues los días ya vividos (pasado) están dados la vuelta por la cara marrón de la pinza y los que están por vivir (futuro) están por la cara de su color. 

Una vez pintadas y colgadas todas las pinzas se señalan los días especiales, como cumpleaños, vacaciones o los días que se pasan con papá o mamá poniendo en las pinzas (días) correspondientes algo que lo señale, como una foto del cumpleañero, el dibujo de un árbol de Navidad… Así tienen la imagen visual de los días que quedan para estar con el otro progenitor.

Los días que están con mamá pueden aparecer con la pegatina de una estrella, y con papá con la pegatina de un círculo (pegatina mejor que pintado para que el calendario te sirva de un año para otro…). 

Calendario semanal

Es más sencillo e igualmente válido. Se hace en material tipo folio o cartulina y con rotuladores o lápices. Se dibujan seis líneas para que queden siete huecos. En cada día, según la edad con palabras y/o dibujos, se señalan las rutinas habituales; por ejemplo, de lunes a viernes el dibujo de una escuela por la mañana, la comida al mediodía y las rutinas habituales de cada día de la semana (si existen, si no, se deja sin señalar). Con colores se diferencian los días que están con mamá y los días que están con papá. 

Se puede hacer un solo calendario semanal o dos para señalar los dos tipos de semana que existen en su vida, pues en los casos en los que pasan la semana completa con uno y después con el otro puede ser más fácil que tengan visible ambos tipos de semana. 

La idea de los calendarios como ritual es que mientras los hacéis, les vayas explicando, puedan ir preguntando, podáis ir agradeciendo la etapa que cerráis, comentando las nuevas aventuras y oportunidades que la etapa nueva puede traer… De esta forma, al estar activos ambos hemisferios integran la información con más facilidad.

Mural

En dos cartulinas grandes, dibujad o plasmad con palabras momentos vividos hasta ahora que agradecéis y según vais dibujando y/o escribiendo, id comentando desde el agradecimiento cada situación. Una vez terminado ese mural, coged otra cartulina del mismo tamaño y le dibujáis un marco a la cartulina, nada más, pues ahí iréis plasmando, como en la anterior, las aventuras de la nueva etapa que vais agradeciendo. 

Al terminar colgáis ambas cartulinas en la pared, la primera queda debajo y la segunda encima para poder plasmar en ella las nuevas aventuras. Las podéis colgar en la vivienda habitual de vuestros hijos o en ambas casas porque dupliquéis el ritual. Esto depende de la situación de cada familia. 

La planta familiar

Otra opción es hacer lo mismo en folios en lugar de en cartulinas y, al terminar, el folio donde queda plasmado el agradecimiento por lo vivido se dobla tantas veces como se pueda para que quede pequeño y encima, envolviéndolo, se dobla el segundo. 

Cogéis una maceta, tierra y el esqueje de una planta que tengáis en casa tipo suculenta o un poto porque son fuertes y difíciles de matar. Ese esqueje lo plantáis en la maceta nueva poniendo en el fondo de la maceta los folios con la conciencia de que la tierra todo lo transforma. Así vais regando y cuidando esta planta que surge de una anterior que ya teníais, como símbolo del cuidado que ponéis a vuestra familia que se está transformando. 

Como ves hay muchas posibilidades de rituales, solo necesitas una pizca de creatividad, no es necesario buscar algo extravagante: menos es más. Lo importante no es lo que hagáis, sino el sentido de lo que vais a hacer y este se lo dais vosotros, es ahí donde está el valor. Se trata de un momento para agradecer la etapa que habéis vivido y cerráis y la que se abre con nuevas oportunidades y aventuras que os quedan por vivir. 

Si vuestra relación como madre y padre lo permite, sería ideal que el ritual lo hicierais conjuntamente. Para tus criaturas esto puede ser muy reparador, pues podrán sentir la tranquilidad que les proporciona saber que mamá y papá sois ese equipo que necesitan que sigáis siendo, y es que podéis dejar de ser pareja, pero siempre seréis su madre y su padre. Pero si no es posible no fuerces la situación, la realidad de cada familia es la que es, no te fustigues por no llegar a lo ideal, céntrate en lo que está en tu mano hacer. 

Recuerda que la separación puede ser una oportunidad para una vida mejor, y que no se trata de que rehagas tu vida, sino de que tu vida está evolucionando y vuestra familia transformándose como en el rito de la planta se puede apreciar visualmente, y es que cuando la relación de pareja termina la familia no se rompe, sino que cambia de molde.

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CÓMO SUPERAR LA SEPARACIÓN

Escrito por Rocío López de la Chica Deja un comentario

Si hay algo que deseamos todos los seres humanos es no sufrir. De hecho, si pudiéramos, elegiríamos no sentir dolor, sin embargo, el dolor es inherente a la vida como lo es la alegría y superar la separación supone atravesar el dolor.

En la medida en la que luchamos contra esto como si de un enemigo se tratara, más grande hacemos el monstruo. Nos enseñaron que la vida y el sentido de esta era la felicidad y la asociamos a la alegría, cuando realmente no es posible vivir en una alegría permanente. Las emociones son el motor para el cambio, son las que nos llevan a la acción, por lo que no se trata de obviar las que nos resultan desagradables o incómodas, sino más bien de aprender a escuchar cada emoción para saber qué nos viene a decir, y así poder construir una vida en paz y en pro del tipo de vida que deseamos vivir. 

Para ello el final de una relación de pareja ofrece una gran oportunidad, pues no es posible superar la separación sin acoger los aprendizajes que esta viene a ofrecer. Claro que se puede taponar la herida que crea la ruptura para hacer como si ese dolor no existiera. Pero entonces, en algún momento de tu vida ese dolor que anestesiaste volverá a surgir y no lo hará con mesura, sino a un volumen mayor. 

Yo suelo decir que entendiendo que a esta vida venimos a aprender, amar y disfrutar, si de algún aprendizaje no nos enteramos, la vida nos susurra, si permanecemos con sordera nos sube el volumen y nos habla y si así tampoco logramos enterarnos, entonces nos grita. 

Por eso si ahora no puedes o no quieres adquirir los aprendizajes que la separación te pone por delante, estos volverán a llegar a tu vida con un envoltorio diferente. Envoltorio porque cada circunstancia dolorosa o desagradable, por mucho que incomode, es un regalo que te trae la vida para aprender, crecer y acercarte así a tu verdadero ser, a tu esencia, a ese ser que el mundo necesita para sumar en pro del amor y para hacer de esta una sociedad un poquito mejor. 

Por eso ante una separación puedes esconderte en tu caparazón sintiendo que has fracasado o que tu familia se ha roto, presa de las creencias limitantes que tenemos tan arraigadas en nuestro inconsciente individual y también en el colectivo, o entregarte a lo que la vida viene a enseñarte. 

No es fácil, lo sé, yo siempre digo que la separación es como una rosa, supone en muchos casos atravesar un tallo lleno de espinas, pero al final del camino tiene la mayor de las recompensas: el encuentro contigo misma. Encontrarte con una flor preciosa y hermosa que nunca imaginaste ser. La separación es el encuentro contigo libre, libre de comportarte como la persona que se suponía que tenías que ser para abrazarte siendo quien realmente eres, libre. Una persona capaz de ver y reconocer sus sombras y también sus luces, y abrazarte con todo lo que eres. 

Si te resistes sufrirás, si te entregas, aprenderás.

La separación puede ser una oportunidad para una vida mejor y para que esto sea posible, si sientes dolor no luches contra él, déjalo estar y pregúntate qué viene a decirte la rabia, frustración, tristeza, culpa, alegría, nostalgia y cada emoción que sientas en cada momento. Mira más allá del hecho que te enerva o que te activa esa emoción.Trasciende la mirada para ver lo que hay detrás, pues es tras el telón donde podrás hallar los tesoros que la separación viene a regalarte. 

Teniendo en cuenta que hemos crecido creyendo que amar era atender a otras personas, cumplir sus expectativas y atender sus necesidades, sino el mayor, uno de los mayores aprendizajes/regalos que viene a traernos la separación es el amor propio. Empieza a darte permiso para brillar y no fustigarte por tus posibles errores, sino asumiendo la responsabilidad, que es la que te lleva a la acción y soltando la culpa que es la que te mantiene en una cueva oscura sin salida. 

Al llegar al amor propio podrás entonces trascender la visión del amor romántico en el que lo que se da, es más bien dependencia emocional, para llegar así a la visión del amor, ese amor de verdad que es infinito, incondicional y que no entiende de formas ni estructuras.

Ese amor que sabe ver más allá del comportamiento de las personas y sabe entonces mirar con compasión cuidándose, es decir, poniendo límites y protegiéndose de aquello que no le conviene o quienes le hacen mal porque no saben todavía amar. 

Cuando puedes llegar al amor propio y amarte de forma incondicional, que es como te mereces, podrás agradecer lo vivido. Eso es lo que ha vivido nuestra compañera Bea Aguirre, ella se ha separado en dos ocasiones, en el Congreso Creando Nuevas Familias participa como ponente y cuenta su experiencia. 

Hace poco se cumplieron los dos años de su segunda separación y escribió este texto que nos ha regalado para que podamos compartir contigo: 

Palabras de una madre separada en duelo

Duele el duelo,
la pérdida, la renuncia
 y los sueños rotos.
 
No importa si es elegida
o impuesta,
siempre duele.
 
Y atravesando ese dolor
sanamos.
 
Parar, pausar, escuchar,
dar espacio para que emerja
el quejido sordo, el lamento,
el miedo y la soledad.
 
Recordar los momentos
que nos marcaron,
volver a vernos, esta vez desde fuera,
y asumir.
 
Asumir que el amor
y las buenas intenciones
no lo pueden todo.
 
Que hay heridas
que nos acompañarán siempre,
heridas que tú me muestras
pero son mías.
 
Agradecer el camino recorrido juntos,
haber crecido a tu lado
y haber aprendido a quererme
a través de ti.
 
Entender que el daño,
aunque me hubiese gustado evitarlo,
era necesario para mutar.
 
Dejar de ponerme por encima
queriendo evitar sentirme pequeña,
para poder mirarte a los ojos
y, por fin, verte.
 
Poder ver tus heridas,
ya no como una amenaza,
sino como una verdad
desnuda y cruda que nos une.
 
Tomar distancia
para poder ver con más claridad
y honrar todo lo vivido a tu lado.
Incluyéndolo todo: lo bueno y lo malo.

Contemplar con serenidad
el cuadro completo,
y atestiguar todo el aprendizaje
y la evolución que, sin ti,
no habría sido posible.
 
Me empeñé en querer hacerte mejor,
sin darme cuenta de que era yo
quien me volvía mejor a tu lado.
 
Y aunque entonces no fuese visible,
afrontar todos los retos,
que han sido muchos,
me ha hecho crecer.
 
GRACIAS por ello.
 
GRACIAS por hacerme ver
lo poco que me quería,
y por enseñarme
a quererme mejor.
 
GRACIAS por mostrarme mis heridas,
invitándome a atenderlas.
 
GRACIAS por no rendirte nunca,
para aprender a rendirme yo.
 
GRACIAS por hacerme ver mi orgullo
para ser más humilde.  
 
GRACIAS por creer en mi
cuando yo no lo hacía.
 
GRACIAS por concederme
lo que yo no me concedía.
 
GRACIAS por devolverme tu mirada
cuando yo me sentía invisible.
 
GRACIAS por rescatarme
y por mostrarme lo que necesito.
 
GRACIAS por vencer tus miedos
y apostar fuerte por nosotros,
porque, aunque sintamos que hemos perdido,
es mucho lo que hemos ganado juntos.
 
GRACIAS por el fruto
de esta historia de amor
torpe e inocente.
 
Lamento que hayas tenido
que sufrir mis sombras y, a la vez,
te agradezco que las hicieses luz.
 
Lamento no haber podido verte
y haberme empeñado en cambiarte.
 
Lamento que mi necesidad de amor
me impidiese amarte mejor.
 
Lamento haber roto tus sueños
por no querer seguir soñando

una historia que no estábamos viviendo.

 
Asumir, aceptar y renunciar
para poder seguir caminando.

Agradecer. Honrar. Cerrar. 
Y seguir viviendo,
más ligera y más yo.

El peligro de la separación consciente

En las sesiones individuales me encuentro con cierta frecuencia a madres que renuncian a sí mismas por el hecho de llevar a cabo una separación consciente y te diría que se dejan pisotear por su ex a favor de sus hijos, dicen. Sin embargo, esta no es una opción sana ni un modelo beneficioso para las criaturas. 

Precisamente superar una separación supone aprender a cortar el cordón umbilical con la otra persona para estrechar el vínculo contigo misma, aprendiendo a validarte, a sentirte suficiente y dejar de compararte. En la mayoría de los casos supone aprender a poner límites y a afrontar el conflicto, pues por no discutir delante de los hijos se invisibiliza el que ya existe, pero se queda escondido a costa, en la mayoría de los casos, de las madres y esa tensión la perciben los hijos e hijas. Esconderlo no es la solución, de hecho aprenden así las criaturas a evitar el conflicto, a pasar por encima de sí por evitarlo y dejan de aprender entonces formas sanas para sí mismas de vivirlo.

La separación no solo, no es lo peor que le puede pasar a tus peques ni tiene por qué ser traumática, sino que puede ser una oportunidad para que aprendan un modelo sano de amor, de amor propio. En ti está que decidas andar este camino donde en lugar de esconderte y lamentarte de todo lo que no puedes hacer, asumas las riendas de tu vida para así responsabilizarte de todo lo que sí puedes hacer. 

Recuerda, las emociones nos mueven a la acción, pregúntale a cada emoción que viene a decirte y ríndete a lo que la separación viene a enseñarte. Andar el camino que te lleva al amor propio cuando no nos han enseñado a hacerlo ni contamos con referentes de amor propio no es fácil, y mucho menos si en tu infancia no te amaron como necesitaste. Por eso si se te hace un mundo todo esto respira y pide ayuda, no tienes que andar este camino en soledad. 

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LA CULPA EN EL DIVORCIO

Escrito por Rocío López de la Chica 6 comentarios

La fiesta de cumpleaños de mi hijo mayor estaba terminando. Las madres llegaban ya a recoger a sus hijos, cuando las dos últimas se quedaron un rato y pudimos hablar. 

Casi no nos conocíamos (soy nueva en el cole de este año) y no sabían que somos familia enlazada, así que sorprendidas me preguntaron casi al unísono “¡¿Estás separada tú también?!”. Ambas lo están y aquello dio lugar a una conversación agradable entre madres separadas. Y yo llegué a una conclusión: quiero volver a escribir sobre de la culpa. 

En este otro artículo del blog cuento la diferencia entre los dos tipos de culpa y la raíz de esta. Y hoy quiero contarte cómo hacer el camino de vuelta de la culpa, es decir, una vez que nos hemos metido en ese agujero que supone, un lugar oscuro en el que el sentimiento de no merecimiento, de inferioridad y de rechazo hacia una misma es lo que predomina y que llega a arrastrar hacia la inmovilidad e incluso al victimismo. Hacer el camino de vuelta es esencial, pues de lo contrario es fácil que vayamos en la vida a trompicones con una sensación de malestar generalizada y casi perenne.  

Cada emoción viene a darnos una información y la culpa lo mismo. Hace poco leía que la culpa viene a darnos una información muy valiosa porque nos hace saber que estamos yendo en contra de nuestros valores. Pero claro, cuando hablamos de separación y divorcio muchas veces nos vemos encerradas en el tormento de la culpa porque va en contra de los valores impuestos a través de la educación familiar, social y cultural. 

No me cansaré de decir que la tradición judeo cristiana de la que venimos, supone un arraigo enorme a determinadas creencias limitantes que dificultan muchísimo vivir una separación o divorcio desde la plenitud. Puede que aunque estas ideas no existiera fuera con dolor, sí, pero podría hacerse desde la calma interior. Claro que precisamente por de dónde venimos, esto aun se hace tremendamente difícil y la consecuencia de esas creencias tan arraigadas en nuestro inconsciente es sentir culpa. 

Por ello la separación puede ser una oportunidad para revisar nuestras propias creencias y valores. Tomar perspectiva y preguntarnos si esa creencia a mí me hace bien o no, si me da paz o no, y en función de la respuesta que obtenga mantenerla o modificarla. Pues la vida no va de lo que está bien o mal, de lo correcto o incorrecto, sino de lo que nos paz y lo que nos quita paz. 

Así que si sientes culpa tras vuestra separación, es un gran momento para revisar los valores que rigen tu vida y después de reflexionar sobre ello decidir qué valores quieres desechar porque realmente no son tuyos sino más bien impuestos, cuáles quieres mantener y cuáles incorporar. Tal vez puedas incorporar el amor propio 😉 . 

De esta forma podrás hacer el camino de vuelta de la culpa a ti misma. Porque esta te aleja de ti y te lleva a un lugar oscuro y sombrío que no permite que tu luz y esencia brille. 

La clave está en utilizar la culpa a tu favor. Luchar contra ella solo la hará más grande, mientras que si la reconoces y te paras a preguntarte qué información viene a darte, estarás escuchando a esa voz sabia que se halla dentro de ti y que viene a ofrecerte una información constructiva para ti y tu vida. 

Me siento muy culpable por dañar a mis hijos

La culpa al pensar que dañamos a nuestras criaturas pesa especialmente porque su vulnerabilidad es evidente y por el vínculo que nos une, nos corresponde su cuidado y bienestar. Hoy quiero aportarte otra visión para tratar de arrojar para cuando la sientas y así ayudarte a hacer ese camino de regreso a ti.

Además, esta culpa no surge solo a partir de la separación, sino que ya asomaba antes y después en cuestiones de crianza del día a día, como al gritarles ante un momento de falta de autocontrol.  

Partiendo del hecho de que el aire que tú respiras contamina el aire que respira la persona que está contigo, podemos entender que absolutamente todos lo que hacemos influye en la vida de las personas de nuestro entorno, tanto nuestros actos como la omisión de estos. Cuanto más cuando se trata de las personas de nuestro sistema familiar. 

Pretender protegerles de absolutamente cualquier situación de dolor es imposible. Y es que el dolor es inherente a la vida como lo es la alegría, por lo que no se trata de evitarles a toda costa cualquier malestar, sino más bien de acompañarles en las situaciones dolorosas para que así integren una forma saludable de transitar el dolor. 

Es cierto que nuestras conductas puede dañar a nuestros hijos e hijas. Un grito daña, por ejemplo, es una falta de respeto que aunque está muy normalizada en nuestra sociedad, les perjudica. Pero es que el daño cero no existe, por lo que no se trata de fustigarnos y pretender el imposible de ser madres zen que nunca se alteran y siempre tienen una presencia y disponibilidad al 100% para sus criaturas y en calma. No. Nos necesitan auténticas, humanas, no perfectas. 

Ahora bien, al ponerle conciencia al daño que puedan sentir, lo podemos reparar, y es precisamente esa reparación la que les ofrece la oportunidad de saber qué y cómo hacer al dañar a otra persona. Pues sin pretenderlo dañarán a otras personas de su entorno, y si en cuestiones del día a día reparamos el daño que podemos causar, podrán saber cómo reparar el suyo de una forma respetuosa y amable para ambas partes. 

Cuando reparamos enseñamos muchas cosas y es un momento, también, de conexión emocional que estrecha el vínculo. Claro que con la reparación es importante que exista el compromiso con una misma de hacerlo un poquito mejor la próxima vez. 

Para hacer el camino de vuelta a ti tras sentirte culpable por dañar a tus peques, puedes primero reconocer la culpa que sientes y mirarla de frente para después pensar (y si lo escribes a modo de lista de la compra mil veces mejor) en todas las cosas que hacer por tener y mantener vuestra conexión y fortalecer vuestro vínculo. Se trata de que cambies el foco, y en lugar de ponerlo en todo lo que aún te queda por hacer para mejorar, lo puedas poner en todo lo que ya sí haces y logras. 

No mires hacia arriba de la montaña para lamentarte de todo lo que te llega hasta llegar a la cima, sino mira hacia atrás para alabar y celebrar lo que ya has logrado. 

Y en lo que respecta al daño que la separación puede causar en tus peques, recordarte que la separación y divorcio no son dañinos. Sí puede ser durante el período de adaptación un momento sensible porque se dan cambios importantes en sus vidas, pero atendiendo y cuidando sus necesidades emocionales, como ante cualquier otro cambio que puedan vivir, es suficiente. 

Cuando sientas culpa porque por la separación sientan dolor o creas que les daña, recuerda que sentir dolor no es malo, sí desagradable e incómodo, pero no tiene por qué ser traumático. De hecho, que en su dolor tú les acompañes es una forma de integrar a transitar el dolor de una forma saludable y que les servirá para otros muchos momentos de sus vidas. 

Recuerda también lo que te comentaba al inicio de este artículo acerca de las creencias limitantes. Para y reflexiona acerca de qué valores e ideas están confrontando en tu interior que te encierran en ese lugar oscuro que es la culpa. Pon perspectiva. 

Y acuérdate también de poner el foco en las necesidades reales de tus peques (amor, cuidado, pertenencia, apego seguro contigo…) y que evidentemente puedes seguir ofreciéndoles más allá de que sus padres tengan una relación de pareja o no. 

Y si la culpa la sientes también hacia tu ex, recuerda que los seres humanos somos seres interdependientes y que estamos interconectados. 

Imagínate un círculo de personas. Una de ellas agarra con la mano el extremo de un ovillo de lana y el grueso del ovillo lo lanza a otra persona. La que ha recibido el ovillo agarra con su mano una parte de la lana y lo vuelve a lanzar a otra y así sucesivamente hasta que queda los hilos de lana que conectan a todas las personas entre sí tejiendo una especie de red en el centro.

Ante una situación así, cualquier movimiento que haga una persona va a afectar al resto de personas que sujetan la lana. Pues así es nuestra vida. Cualquier acto que hagamos producirá una influencia, un impaco, en la vida de otros. 

¿Dejas de vivir para no generar ningún impacto? Aún así esa no sería la solución porque igualmente influenciarías en sus vidas. 

Siguiendo con el ejemplo que te traigo, podrías elegir quedarte quieta, inmóvil, para evitar que tus movimientos influyeran en los cuerpos de las otras personas. Pero en ese caso estarías dejando de moverte como tu cuerpo te pide y necesita para dejarte llevar por los impactos e influencias que los movimientos de los demás ejercen sobre ti. 

Pues en la vida real pasa exactamente lo mismo. Puedes elegir no hacer por no dañar, pero entonces estarías viviendo según la vida de los demás, condicionada por sus actos, decisiones e incluso viviendo a través de sus valores, no de los tuyos. 

Amor. Eso es lo que necesitamos en esta vida. Nada más. El resto son accesorios que pueden ser muy agradables y hacernos la vida mucho más cómoda. Por supuesto, pero desde el punto de vista emocional y psíquico, lo único que necesitamos es amor, empezando por el amor a ti misma. Claro que si te faltó en tu infancia, resulta más difícil sentir amor propio y entonces la culpa es más pesada y el encierro en la cueva del malestar al que arrastra la culpa perdura más tiempo. 

Por eso es importante que puedas hacer los caminos de vuelta a casa cuando sientas el peso de la culpa, para no quedarte ahí atrapada. pues por ser tú, por existir, te mereces vivir de una forma plena y abundante.

Seguiré escribiendo sobre la culpa porque está muy muy presente en las situaciones de separaciones y divorcios. Me ayudaría mucho saber qué es lo que más culpable te ha sentir para escribir sobre ello y ayudarte así. Te leo en los comentarios. 

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GUÍA DE SEPARACIÓN CONSCIENTE PARA PROFES

Escrito por Rocío López de la Chica Deja un comentario

Hace poco, una antigua alumna del Máster en Educación Emocional que yo coordinaba me pidió que escribiera una guía de separación consciente para profes, pues ella, como todo el profesorado en general, se encuentran con muchas familias en proceso de transformación.

Ma preció una gran idea, pues el colegio es el segundo hogar de las criaturas, pasan allí muchas horas al día, durante 5 días a la semana, durante 9 meses del año. Por eso, porque los profes y la escuela son la segunda familia de muchos niños y niñas, cuando suceden cambios importantes en la vida de los más pequeños, como que los progenitores se separan, este otro hogar cobra más importancia que nunca.

Después de darle muchas vueltas debo confesarte que esto que te ofrezco no es una guía propiamente dicha, pues aunque me encantaría ofrecerte una varita mágica o un método infalible que el profesorado pudiera llevar a cabo para ayudar a los niños y niñas cuando sus padres se están separando, no existe, pues vuestro contexto es otro que en las familias y las situaciones que acompañas enormemente diversas.

Sin embargo, conocer y entender las necesidades emocionales que tienen las criaturas en esta situación, puede ayudarte mucho a cuidarles con la atención que requieren ante este cambio vital en su vida. Y esa es la información que quiero ofrecerte, a ti que eres profe, pues tu posición no siempre es fácil en estos casos y sin embargo, cuentas con un papel muy importante en la vida de los niños y niñas. 

Ni que decir tiene que la elevada ratio que existe hace muy difícil ofrecer el acompañamiento emocional y atención individualizada que cada peque merece. Pero como lamentarnos y quedarnos de brazos cruzados no es una solución, vamos con la información que esta es poder.

Te facilito a continuación algunas cuestiones que te ayudarán y con la que podrás ofrecer un mayor sostén emocional a tu alumnado llegado el caso. En algunas cuestiones que requieren mayor profundización te enlazo a otros artículos donde hablo con más detalle sobre ello.

Antes de hablar de la atención al alumnado, es importante tener en cuenta el entorno adulto, es decir, tú y sus progenitores:

¿Qué piensas tú acerca de las separaciones y divorcio? Pararte unos segundos a reflexionar sobre ello es importante para que no proyectes tus juicios en torno a la separación cuando hables con ese alumno o alumna que necesita que le escuches. Así podrás acoger la realidad de tu alumnado sin dramatismos ni transmitirle el peso de los juicios que hay en torno a este cambio vital.

Y es que el final de la relación de pareja de una madre y un padre (o madres o padres ambos) es un cambio muy grande en la vida de una criatura, pero es solo un cambio. La vida está llena de estos, sin embargo, nos aferramos a las formas como si lo bueno es que todo perdurara igual para siempre, sin cambio alguno. Idea que nace de la necesidad de control que tenemos los seres humanos, por ello nos aferramos a lo conocido aunque no sea bueno. 

La separación no es mala ni dañina, lo malo es todo lo que rodea una separación a través de los juicios y creencias limitantes que hay en torno a esta. Y nadie estamos exentos de ellas porque de una forma explícita o implícita así lo hemos recibido a través de la educación social, cultural y familiar recibida. 

Por ello el primer paso y más importante, es tomar conciencia de las ideas propias ante el hecho de la separación o divorcio con hijos en común. Pues si en tu fuero interno lo vives como una maldición, un drama o una catástrofe familiar, difícilmente vas a poder sostener emocionalmente a ese pequeñajo ofreciéndole la seguridad y confianza que necesita recibir de tu parte. 

Antes que profesional eres persona y tienes tu propia historia de vida, la cual, inevitablemente, condiciona tu forma de entender y ver el mundo. Para que este condicionamiento no sea tan fuerte y evitar que proyectes tus juicios en la vida y situación de tu alumnado, es bueno e importante que puedas poner un foco en ti y lo que a ti se te mueve con su vivencia, y otro en él o ella para escucharle con la mayor presencia posible y ofrecerle así tu sostén. 

  • Si el diálogo con sus padres es posible, o al menos con uno de los dos, coordinaros para cuidar a las criaturas. Si desde la escuela recibe mensajes constructivos acerca de la separación en sintonía con los que recibe en casa (por parte de ambos progenitores o solo por parte de uno de los dos), va a ofrecerle seguridad y confianza.

Si esa madre o padre tiene la visión de que su familia se ha roto, el dolor y sufrimiento es mucho mayor y de una forma u otra los peques reciben la inseguridad e incertidumbre que desprenden sus progenitores. Por ello tú puedes ofrecerle la visión de que cuando una relación de pareja termina, la familia no se rompe, sino que cambia de molde.  

Y es que en adelante esos peques van a tener una familia con dos hogares. Y ya está. Lo más importante, las necesidades primarias de las que te hablo más adelante y que son las que favorecen un desarrollo emocional y psíquico sano, pueden tenerlas cubiertas tal y como necesitan sin dificultad alguna. Pues los niños y niñas no necesitan unos padres conviviendo a la fuerza, aunque ya no se amen, sino felices. Pues la felicidad de estos les da alas a su propia felicidad. 

guía separación profes

A veces como profe puedes ser el paño de lágrimas de alguna madre o padre, y aunque no eres terapeuta, sí puedes ofrecerle unos oídos y corazón que escucha. Acoge su dolor, miedos e inseguridad y trasládale tu apoyo. Es un momento que a madres y padres genera mucha angustia, sobre todo por el miedo a dañar a sus peques, por eso casi cualquier palabra de consuelo y alivio es bien recibida. 

Sobre todo, porque el mensaje más estandarizado es que una separación no solo es mala, sino un fracaso y un hecho traumático para los hijos e hijas. Hacerle saber que esto no es así, es ofrecerle una bocanada de aire fresco. 

  • Háblale entonces de las separaciones conscientes. Pues, aunque dejen de ser pareja, van a ser madre y padre (o madres / padres) de los mismos hijos toda la vida. Ese rol sí que es para siempre y por ello seguirán siendo familia. 

De igual manera que hay hermanos que siéndolo no tienen buena relación y la comunicación es inexistente entre ellos, pero nadie duda de su relación como familia, una pareja que finaliza su relación pero cuyos miembros comparten responsabilidad parental, siguen siendo familia hasta el final de sus días. 

Por lo que está en cada miembro de la pareja preguntarse qué quiere cocrear en la separación y en la relación de equipo mamá- papá que van a ser en adelante. 

No siempre ambos están disponibles para una separación consciente, y está bien, no se puede forzar a nadie a ello. Sin embargo, con que una de las partes esté dispuesta a ello puede ofrecerles a sus peques el sostén emocional que requieren. 

Lo que los niños y niñas necesitan de ti, y del resto de sus referentes:

  • Sentir que siguen perteneciendo a una familia. Ante el hecho de la separación de sus padres es fácil que piensen que, si mamá y papá ya no se quieren, nos les quieren a ellos o ellas. La idea de que ante la separación, la familia se rompe, no ayuda a paliar la inseguridad derivada del cambio que está sucediendo. Es importante hacerles saber que siguen siendo familia, solo que ahora es una familia con dos hogares. 
  • La tranquilidad de poder amar libremente. Saber que no tienen que elegir entre mamá y/o papá les ayuda también. El estrés que se deriva del conflicto de lealtades es enorme, pues además despierta mucho sentimiento de culpa. Transmíteles que no tienen que elegir entre ninguno, sino que es bueno y normal que los quieran mucho a los dos, igual que ambos les quieren mucho. 
  • Escucha y valida. Puede que tú les diga que pueden querer a los dos pero que, sin embargo, no lo sienta así porque por parte de papá o mamá estén haciendo o diciendo cosas que van en contra de este mensaje. Por eso es importante que antes de hablar tú, escuches cómo se sienten y leas su comportamiento. Pues detrás de toda conducta disfuncional, hay una necesidad básica no cubierta. 

Conocer cuáles son las necesidades emocionales que más afloran en los niños y niñas durante el proceso de separación de sus padres, puede ayudarte a leer más allá de su comportamiento y validarles lo que pueden estar sintiendo.

En situaciones de cambios como es una separación o divorcio, validar lo que esté sintiendo es especialmente importante. Valida todas y cada una de sus emociones. Tal vez en casa le están escuchando, pero puede que no. Por eso la figura del profesorado consciente es muy importante, pues puede hacer de persona resiliente que ayude a reparar el daño que a veces puede haber en algunas familias. 

Pues no es de una separación de lo que hay que cuidar a las criaturas, sino de la lucha de egos de los adultos. Pues la separación no es mala ni tiene por qué dañar, pero sí una mala gestión de la misma. Por eso es importante que, al menos, una de las partes de la pareja viva el proceso de la separación desde su yo adulto, desde su centro, para poder atender las necesidades de sus criaturas.

  • Amor y cariño. Cuando se ejerce la profesión desde la vocación el amor y cariño sale a raudales y pese a las dificultades de la ratio y otras más que tiene el sistema, todo eso llega. En momentos sensibles como son los grandes cambios vitales, que los peques puedan recibir, al menos de ti, tu amor y cariño es mucho y les hace mucho bien. A veces infravaloramos el poder del amor, cuando este es inmenso. No escatimes en besos, abrazos y caricias, pues su poder reparador es grande.
  • Los recursos son un extra que puede ayudar. Si, además de esa escucha activa, de validarles sus emociones y ofrecerles tu amor y cariño quieres utilizar recursos en clase que puedan ayudarles, sería genial. Para eso los cuentos y cualquier juego proyectivo son la mejor opción.
guía separación profesores

Existen algunos cuentos sobre separaciones con hijos, pero no hay uno estándar que sea el mejor, sino que dependiendo de cómo sea el proceso de separación y el punto en el que se encuentre la familia, es más aconsejable uno u otro.

A partir de la lectura de cuentos los niños y niñas preguntan y es más fácil que hablen de cómo se sienten, pues no lo hacen pensando en sí mismos a partir de una mirada introspectiva o reflexiva, sino que sale de su interior aquello que guardan y que al verse reflejados en los protagonistas de la historia que acaban de escuchar, se les viene al recuerdo y por ello deciden abrirse y compartir cuando lo hacen.

Ofrecer espacios de juegos proyectivos te permite observar qué se esta cociendo en su mundo interior, por lo que te puede ofrecer información que de forma dialogada es difícil que ofrezcan, sobre todo en la primera infancia.

Si en vuestro cole pedís que hagan murales sobre su familia o su árbol genealógico, recordad ofrecer antes alguna pauta con las que se identifiquen los niños y niñas con padres separados. Pues en los casos en los que sienten conflicto de lealtades, es fácil que se pregunten si muestran la familia de mamá o la de papá.

En estos casos tu mensaje acerca de que su familia es una familia completa con la diferencia de que tiene dos hogares en lugar de uno, puede llegar a ser muy liberador para esas criaturas. De lo contrario fácilmente un trabajo sencillo del cole se convierte en un dolor de barriga.

Si crees que puede ayudar, puedes hablarle a las madres y padres de mi Guía básica para una Separación Consciente, pues en ella pueden acceder gratuitamente a información que puede ayudarles. Y, además, cada semana, recibirán un mail mío con información, reflexiones y recursos que pueden serle de mucha utilidad.

Deseo que este contenido te sirva y si tienes alguna duda puedes dejármela en comentarios, que te contestaré encantada o también me puedes escribir a rlopezchica@creada.es

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