• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Creada Separaciones Conscientes

Creada | Separación Consciente

Separaciones y divorcios Conscientes

  • INICIO
  • QUÉ TE OFRECEMOS
  • TU REGALO
  • SOBRE NOSOTROS
  • CONGRESO
  • BLOG
  • CONTACTO

madre primeriza

¿SIENTES CULPA POR IR A TRABAJAR?

Escrito por Miguel Ángel Corrales Chulián Deja un comentario

En ocasiones sientes la culpa por ir a trabajar mientras tus peques se quedan en casa

Son muchas las mujeres a las que le cae todo el peso de la culpa cuando llega su maternidad. Y es que no hay que confundir responsabilidad, con culpa. Desde la responsabilidad podemos construir, mientras que desde la culpa se apela a la sensación de insuficiencia, de no poder resarcir un error, o de limitar la capacidad de reparar. Como si todo estuviera ya hecho y fuera inamovible.

Eso a los hombres no les pasa

Y es que solo las mujeres sufren ese exceso de responsabilidad por este motivo que deriva en culpa. Pocos son los hombres (por no decir ninguno) que se sienten culpables por ir a trabajar mientras sus hijos se quedan al cuidado de otras personas ¿Te imaginas? «Hoy no tenía ganas de ir a desayunar con mis compañeros porque estaba pensando en mi bebé, en si estaría bien o si tendría hambre» Definitivamente, esa no es una frase que pase por el pensamiento de un hombre. Y es que esa es nuestra cultura, en la que se ha elegido utilizar la culpa como medida de control sobre todo el mundo, y en particular, con las mujeres en referencia al cuidado de los peques.

¿Has tenido esa sensación de que estás perdiendo tu tiempo vital mientras estás en el trabajo porque no estás al cuidado de tu bebé?

Recuerda que la cultura de los cuidados está dirigida hacia las mujeres y, si no le pasa a los hombres ¿realmente es natural sentir culpa? La respuesta es no. Es un constructo cultural, por lo tanto aprendido y susceptible de ser desaprendido.

Un ejemplo. Cuando buscaba imágenes para ilustrar esta entrada, aparecían las subcategorías de «niños» y «mujer». Incluso venía «personas». Los «hombres» ni estaban ni se les esperaba.

Debes tener la oportunidad de sentirte bien, desarrollándote profesionalmente, y también te mereces poder conciliar, sin por ello ser menos buena en tu trabajo. Y si aún así el sentimiento de culpa aflora recuerda que preocuparte por tu familia no te hace menos profesional y tienes derecho a estar presente como madre y poder conciliar.

No solo, no eres la peor madre del mundo por ir a trabajar mientras tus hijos se quedan en casa o el cole, sino que es natural que tu mundo cambie y tu punto de vista también.

De ahí surge la necesidad de muchas mujeres por reinventarse como camino para poder conciliar. Y es que ¿tan difícil es entender que hay muchas personas que entienden el desarrollo profesional como un camino para desarrollarse personalmente y no al contrario? Del mismo modo que cuando eras joven tu propósito era uno, y más adelante, decidiste cambiarlo por otro; es muy normal que con la maternidad muchas cosas cambien, entre otras, tu propósito.

En una ocasión tuve un maestro que me decía que era muy importante distinguir la “CULPA”con mayúsculas de la “culpa” con minúsculas. Éste definía, la CULPA como algo que te aleja y entra en discrepancia con tus valores fundamentales, tus principios. Mientras la culpa es solo el resquicio de nuestra cultura judeocristiana que sirve para sacar el látigo y fustigarnos.

Así que no seas masoquista, que a nada productivo conduce. Responsabilízate solo de aquello que está verdaderamente bajo el poder de tu influencia.

Yo prefiero simplificarlo en distinguir entre culpa, y responsabilidad.

Si con todo esto sigues sintiendo que tu sitio no está en tu trabajo actual, quizás debas plantearte la posibilidad de reinventarte. Porque un trabajo no puede ser una cárcel. Más bien debería ser una fuente de enriquecimiento personal. Un lugar para desarrollarte. Y si tu trabajo no es ese lugar ¿por qué no crearlo?

Puedes empezar por leer mi guía de 30 pasos para definir tu Estrategia Profesional, el primer paso para tu reinvención.

Publicado en: Reinvención Profesional Etiquetado como: Conciliación, culpa, madre primeriza, maternidad, reinvención profesional, responsabilidad

«¿MAMA ES GUAPA O FEA?» «MAMÁ ES FELIZ»

Escrito por Rocío López de la Chica Deja un comentario

No me gustó mucho que su padre le hiciera esa pregunta a Unai, nuestro peque mayor. Para entonces él tenía casi 3 años, y aunque ese tipo de preguntas no me gustan, me quedé a escuchar la respuesta porque me generó curiosidad, y dio la mejor posible para mí: Mamás es feliz. 

Wow, aquello me emocionó muchísimo porque entonces estaba consiguiendo transmitirle lo que deseaba, lo que sentía más allá de la culpa que para entonces me invadía. Y es que en aquel momento andaba siempre con la autoexigencia por las nubes y el sentimiento de culpa casi permanente, porque me castigaba mucho por mis errores como madre.

Y de eso te quiero hablar. Ser madre y padre no es fácil, mucho menos ser madre primeriza. ¿Por qué? Porque tenemos muchas creencias erróneas acerca de la maternidad. Hasta hace poco la única imagen que existía en nuestra retina era la de madre abnegada y sacrificada, que es la que hemos tenido la mayoría, y la de las portadas de revistas, imagen falsa donde las haya. 

La maternidad sin embargo es mucho más y para ser una buena madre no tienes que renunciar a tu vida, sino todo lo contrario. Seguro que como madre quieres que tus hijos e hijas sean felices, y ¿sabes qué?, que el primer paso es que tú seas feliz, que tú te sientas a gusto contigo y tu vida. 

No se trata de ser la madre perfecta que sigue a rajatabla toda la teoría del modelo x de crianza, la madre super woman que todo lo puede (algo inexistente) o la mujer que por el hecho de ser madre, siempre está feliz. No. Eres madre y antes eres mujer, eres humana, y como tal tienes tus momentos, y en algunos te sientes una super madre y muy feliz por ello y en otros la peor madre del mundo. Pero no lo eres, no eres la peor madre. Trátate bien, con cariño y cuidado hacia ti, háblate bien. Sé compasiva y comprensiva contigo misma. 

Si has llegado a leer hasta aquí es evidente tienes interés por ser mejor madre, mejor persona, y eso lo captan tus peques, seguro. Ahora te corresponde, después de tener la intención, de tratarte bien a ti misma.

La suerte que tenemos con nuestros hijos e hijas es que nos aman de verdad, ese amor incondicional en el que aunque nos enfademos y les faltemos el respeto al gritarles, ellos y ellas nos siguen queriendo. No conocen el rencor. No quiero decir que les faltemos el respeto por este motivo, en absoluto, sino que aprendamos de ellos y ellas y no nos quedemos en la culpa que nos genera esto, sino en la responsabilidad. Porque en la culpa solo tiene cabida el lamento y la victimización, mientras que desde la responsabilidad puedo cambiar lo que deseo. 

Así que te animo a que sueltes todas tus expectativas como madre, que sueltes tus exigencias acerca de la madre idealizada que has creado en tu mente, para aceptarte tal y como eres. Para que mientras crías a tus peques, crezcas como persona para así poder ser mejor mujer y entonces mejor madre, sabiendo que lo haces lo mejor que puedes y sabes cada día.

Lo que hoy te quiero contar es que aquella respuesta que le dio mi hijo mayor a su padre, lo viví como un regalo al camino que llevaba recorrido como madre. Y es que mi primera maternidad me supuso un revuelo emocional inmenso, pasé por muchas emociones encontradas y con algunas de ellas bastante desagradables. Me llegué a sentir muy mala madre por sentir aquellas emociones y tener determinados pensamientos. 

Recuerdo mi primer postparto como un camino lleno de sombras. Con sus luces, por supuesto, pero sobre todo sus sombras. Tengo la imagen de estar con mi bebé en brazos sintiendo que estaba en casa, en un lugar nuevo y estupendo, y tengo el recuerdo de estar conmigo misma donde todo era oscuridad. El recuerdo de mi primer puerperio es como una foto en blanco y negro. Sin embargo, el segundo lo pude vivir de otra manera, porque lo viví dándome permiso para sentir lo que sientiera, sin juzgarme y sin importame los juicios ajenos ni lo que se suponía que tenía que hacer. Me limité a ser la madre que yo era, sin más pretensiones que aprender y crecer para ser mejor persona, que no la mejor madre, y aquello me liberó muchísimo.  

A partir de mi segunda maternidad me sentía fuerte y poderosa y eso se reflejó en la segunda crianza, y cuando Unai contestó a la pregunta “mamá es feliz”, yo me encontraba ya siendo mamá de 2 y desde entonces lo que trato es vivir mi vida, pues además de madre soy mujer. Y si yo soy feliz, le doy alas a mis hijos para que ellos también lo sean. 

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: apego, crianza, crianza respetuosa, madre primeriza, maternidad

¿CÓMO HAGO PARA DESAPRENDER LO APRENDIDO, PARA HACERLO A MI MANERA?

Escrito por Rocío López de la Chica Deja un comentario

La mayoría de las veces tenemos muy claro qué cosas no queremos hacer como madres, y sin embrago pese a estar muy seguras de ello, nos siguen saliendo esas formas que no nos gustan. Como los gritos, queremos educar sin gritar y sin hacer otras cosas que no nos gustan de nosotras mismas, pero tenemos tan integradas esas formas, que nos salen automáticamente, aunque no queramos. 

Quiero que sepas que esto que te pasa es súper normal, el registro de educación que tenemos en nuestro cerebro es uno muy determinado, y ahora queremos hacerlo de otra manera muy distinta, y eso conlleva un tiempo. Ten en mente que esto de ser madre y padre es un entrenamiento, no nacemos sabiendo y necesitamos ir aprendiendo.

El primer paso para criar a tu manera, como tú deseas, es DESAPRENDER LO APRENDIDO, sólo así podrás dar cabida a los nuevos aprendizajes y podrás hacerlo como tú quieres. Es como si necesitaras vaciar los archivos del ordenador que es tu cerebro, para crear unos nuevos con las formas y colores que tú quieres.

La forma en la que nos han criado tiene mucho que ver con los automáticos que nos surgen con nuestros peques. Si rechazas aquello que haces y que no te gusta de ti, estableces una lucha interna que te traerá más frustración y conflicto interior. 

Por ello el primer paso es que tomes conciencia de aquellas cosas que no quieres reproducir, aquello que quieres cambiar. Y hazlo sin culpa, porque la culpa te atrapa y te inmoviliza, mientras que la responsabilidad te lleva a la acción y puedes avanzar y mejorar.

Aceptar que no eres una madre perfecta, pero sí  la madre perfecta para tu retoño y siéntete orgullosa de que estás tratando de hacerlo mejor, porque si has llegado hasta aquí, sin duda tienes ganas de mejorar, y eso dice mucho de ti. 

El segundo paso es aceptar que tu madre y tu padre lo hicieron lo mejor que supieron y pudieron. Cometieron sus errores, sí, sin duda, como tú los tuyos. Y ahora tú quieres hacerlo mejor de lo que lo hicieron ellos, pero probablemente no has tenido en tu infancia referentes de educación respetuosa o consciente, por lo que mientras maternas a tu peque estás aprendiendo a hacerlo a tu manera, y eso requiere tiempo. Recuerda lo que te decía de que esto es un entrenamiento 😉 Por lo que no vas a conseguir los resultados de hoy para mañana, pero sí puedes ir mejorando poco a poco.

Aunque no te engañes, en esto del crecimiento personal y ser mejor madre y padre no es una línea recta ascendente, hay momentos de retroceso y puedes avanzar dos pasos y después retroceder uno. Eres humana, baja el nivel de exigencia, lo importante es que estás en el camino.

El tercer paso, y esencial, es poner conciencia a lo que haces y no te gusta. Pararte y observar qué te pasa, qué sientes, qué se te mueve dentro de ti para que la situación te haya llevado a esa reacción que no te gusta. Así después podrás decidir cómo quieres hacerlo la siguiente vez. 

Como te decía esto se trata de un entrenamiento y si lo que quieres es dejar de gritar, por ejemplo, el hecho de tener la intención real y honesta contigo ya supone haber recorrido mucha parte del camino. Puede que después de asumir este compromiso de no gritar más a tu peque, vuelvas a reaccionar de la misma manera y te des cuenta cuando lo hayas hecho, pero si sigues poniendo atención en ti, las siguientes veces te darás cuenta cuando estás gritándole y ya ahí podrás rectificar en el mismo momento, y poco a poco te darás cuenta antes de comenzar a gritar para después llegar al momento en el que no tienes la intención de gritarle, sino que ya podrás hacerlo como tú quieres, cuidándote a ti y cuidando a tu peque.

Te doy una clave para que durante este camino de ser la madre que deseas ser, te frustres y exijas menos: si la frecuencia, intensidad y duración de tus reacciones automáticas disminuyen, vas por buen camino 😉 

Es cuestión de parar, observarte y decidir cómo lo quieres hacer.

Claro que esto en el ajetreo del día a día no siempre es fácil, para ello es FUNDAMENTAL algo de lo que te hablaré más adelante: el autocuidado. 

Busca espacios para ti, porque para cuidar primero necesitas cuidarte a ti, de la misma manera que para amar, primero necesitas amarte a ti. 

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: crianza, madre primeriza, maternidad

CREADA utiliza cookies técnicas, de personalización, de análisis, propias, que tratan datos de conexión y/o del dispositivo, así como hábitos de navegación para facilitarle la navegación, analizar estadísticas del uso de la web y personalizar publicidad. Obtener más información

¿Tienes alguna duda?

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Puedes revisar nuestra política de cookies en la página de cookies.

Cookies estrictamente necesarias

Las cookies estrictamente necesarias tienen que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.

Estas cookies son:

  • Sesión de usuario
  • Comentarios
  • Seguridad
  • Aceptación de cookies

Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.

Cookies de analítica

Esta web utiliza Google Analytics para recopilar información anónima tal como el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares.

Dejar esta cookie activa nos permite mejorar nuestra web.

¡Por favor, activa primero las cookies estrictamente necesarias para que podamos guardar tus preferencias!

Cookies publicitarias

Esta web utiliza las siguientes cookies adicionales:

  • Hotmart
  • Facebook

¡Por favor, activa primero las cookies estrictamente necesarias para que podamos guardar tus preferencias!