
“Pero ¿eso qué es?”, fue lo que pensé la primera vez que escuché el término familia reconstituida, claro que para entonces aquello aún me quedaba lejos. Por si tú tampoco sabes qué es una familia reconstituida, decirte que es aquella pareja en la que una de las dos personas adultas aporta hijo/s de una relación anterior.
Así que Miguel Ángel y yo hemos creado nuestra familia reconstituida. En ella él ha aportado dos peques y yo otros dos, y por eso en casa somos una familia de seis. Sí, familia numerosa.
Cuando ya teníamos muy claro que apostábamos por una vida de pareja, decidimos que había llegado el momento de formar esa familia reconstituida.
Reconozco que nos daba miedo el momento de que nuestros hijos se conocieran. Como pareja era todo muy fácil y los dos sabíamos lo que supone para una relación de pareja la crianza de los hijos. Así que íbamos con un poco de miedo, pues no sabíamos qué pasaría a partir de que nuestros peques se conocieran (entonces tenían 7 y 4 años y 5 y 2 años).
Había algo que teníamos totalmente claro, una premisa que mantuvimos desde el principio: no forzar la situación, soltar las expectativas para dejar que las cosas fluyeran a su propio ritmo.
Ya en nuestra forma de criar la observación y el respeto por el ritmo de cada peque prevalece, por lo que la crianza consciente nos facilitó mucho los inicios como familia reconstituida. Aquello nos llevó a que el tiempo de irnos a convivir los 6 se acortara muchísimo en relación a nuestros planes, pues pensábamos que desde que se conocieran hasta que conviviéramos, pasaría al menos un año.
Pero no, con los niños y niñas es mejor no hacer planes de tiempo, soltar expectativas y escuchar con los oídos y el corazón.

Y eso fue lo que hicimos. Nos llevamos uno de los aprendizajes más grandes: el amor crece cuanto más se da. Pero el amor de verdad.
Antes de que se conocieran entre sí nuestros hijos, yo les había hablado a los míos de Miguel Ángel y él les habló a los suyos de mí. El primer día que quedamos los 6, todos sabían a lo que íbamos, no había verdades a medias. Esa es otra de las claves fundamentales para nosotros, pues los niños y niñas tienen un radar de autenticidad muy bien pulido, por lo que, aunque no les contemos lo que está sucediendo, pueden olerse que algo pasa, y si les concierne de forma directa a ellos, mejor contárselo (cuida el lenguaje y la cantidad de información en función de su edad y desarrollo). Cuando les contamos les estamos haciendo partícipes y les hacemos saber que les tenemos en cuenta, que les vemos. Eso favorece mucho la conexión emocional entre peques y madres y padres.
Nuestro primer encuentro
Para nuestra primera quedada habíamos decidido pasar el día en un parque neutral para todos, así todos nos sentíamos en terreno nuevo a explorar. Era un 30 de diciembre con un sol espléndido de Sevilla que nos permitió hacer picnic.
Cada adulto llevábamos nuestro coche, así nos iríamos cada uno por su lado cuando viéramos el momento para ello. No queríamos forzar nada, iríamos al ritmo que nos marcaran ellos y ella y si había que irse a las dos horas de vernos, así haríamos. Recuerda, íbamos sin expectativas ni exigencias. A fluir con lo que sucediera.
Pero no nos fuimos pronto, el final del día lo marcó el tiempo, porque a las 19:15 ya se había hecho de noche desde hacía rato y el frío era cada vez mayor, así que nos fuimos por eso, pese a las quejas de los súper 4, que no querían que ese magnífico día terminara.
Escribo esto y se me llenan los ojos de lágrimas porque nosotros llegamos con un pellizco de miedo a aquel momento, a aquel día. No teníamos ni idea de lo que pasaría, y sin embargo ellos y ella lo pusieron tan fácil… Hicieron de algo tan nuevo y cargado de juicios y creencias limitantes, algo TAN natural, que fue asombroso, emocionante y muy bonito.

Al despedirnos no sabíamos cuándo volveríamos a quedar los 6. No teníamos prisa. Pero ya sabemos cómo son los peques cuando algo les gusta mucho, quieren más.
Y eso era lo que demandaban, tanto mis hijos a mí, que querían estar más con los hijos de Miguel Ángel y viceversa. Así que nos lanzamos a quedar el siguiente fin de semana que estábamos con ellos. En aquella ocasión fuimos a un museo y después otra vez de picnic al parque. Soy de la opinión de que si queremos estar todos y todas cómodas, mejor ir a lugares donde los niños y niñas también se sientas a gusto cubriendo sus necesidades de juego libre.
En esta ocasión volvió a ser el frío y la noche lo que nos echara con las quejas de los súper 4 de fondo, porque no querían despedirse.
Así fue como comenzamos a quedar cada vez más y más veces, ya no solo en fines de semana, también entre semana querían jugar los cuatro juntos. Probamos a pasar fines de semana completos (por petición de ellos y ella, que se quejaban de que siempre terminaba el día y por eso había que despedirse) y esas convivencias cortas iban como la seda.
Al observarles tan compenetrados y que todo fluía con una naturalidad pasmosa, decidimos que nos íbamos a vivir juntos, siendo entonces mucho antes de lo previsto por nosotros dos.
Buscamos una casa para los 6 y les implicamos en la búsqueda, iba a ser una casa como nuestra familia, que empezaba de cero, iba a ser la casa de todos y considerábamos muy importante eso mismo: que desde el inicio sintieran que la casa era de todos, en nuestro caso no se trataba de que una de las partes se acoplaba a la otra. Tratábamos de inculcarles desde el inicio que todos y todas tenemos el mismo valor, que cada uno en la familia tiene su sitio tan importante como el del resto.
Cuidamos muchísimo eso y otras muchas cuestiones que te cuento en el próximo post. Pues en la convivencia surgieron detalles que cuidamos con mucho mimo y conciencia, para favorecer una adaptación sana como familia nueva que nacía.
Te adelanto que los súper 4 nos han dado una gran lección a este respecto, y que surgieron miedos por parte de algunos de ellos que atendimos y pudieron transitar y aprender de lo que vivieron.
Y tú, ¿sabías qué era eso de «familia reconstituida » antes de leerme? Si hay algo que te genere dudas pregúntamelo en comentarios y te cuento más sobre ello 😉
Ay Rocío cuanta falta hace que compartas más de esto! Hay que naturaluzarlo. Muchas gracias y esperando la segunda parte!
😊 Muchas gracias por hacerme saber que es útil lo que comparto, para mí es lo más importante, porque lo hago con ánimo de que pueda servir a otras personas. Me puedes preguntar cualquier cosa que necesites (rlopezchica@creada.es). Un abrazo🌸
Tus escritos me están ayudando en un proceso lento y cuidado de divorcio, gracias por todo y por atenderme en el correo con tanta prontitud y cariño.
Qué bien que te estén ayudando, es un regalo para mí saberlo. Y qué bueno que cuando hablas del divorcio te refieras a un proceso «lento y cuidado», es taaan importante cuidarlo. Aquí me tienes para preguntarme o compartir lo que necesites y si te gustaría leer sobre algo más concreto, dímelo y escribo un artículo sobre ello. Un fuerte abrazo❤️