Lo que necesitas saber para acompañar el comportamiento de tus hijos tras la separación.
Si hay algo que preocupa especialmente a las madres es qué conductas van a desarrollar sus hijos e hijas tras la separación y cómo poder detectar si les está afectando o no el divorcio.
Cada etapa evolutiva (primera infancia, segunda infancia y adolescencia) tiene unas características distintas y por motivos variados muchas veces es más fácil leer el comportamiento de los hijos e hijas para saber cómo se están sintiendo, que esperar a que nos lo expresen con palabras.
Y es que como expresar verbalmente cómo se sienten no siempre les resulta fácil muchas veces nos harán saber su malestar a través de su comportamiento. Por ello es imporrante que en lugar de tratar de que dejen de hacer tal o cual cosa mira qué necesidad hay detrás de su comportamiento.
Piensa en un iceberg, este solo asoma el 20 % de su tamaño en la superficie del agua y el otro 80% está bajo la misma. Pues el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes es similar, eso que muestran y que puede resultarte molesto, no es más que el síntoma de la necesidad auténtica que tienen y no saben expresar. Sus conductas disruptivas son su llamada de socorro hacia ti, su forma de decirte: «Mamá, te necesito, no sé bien qué me pasa, siento un gran malestar dentro de mí, ayúdame».
Esto no quiere decir que les permitas transgredir los límites, pues tan importante es escucharlos como recordarles cuáles son estos. Si bien es bueno que tengas en cuenta que se trata de un período de adaptación en el que las criaturas necesitan del acompañamiento emocional para lograr la adaptación con éxito.
Saber leer su conducta es importante para no recriminar su conducta, sino encontrar la raíz de lo que está sucediendo en su interior. Si entiendes que los comportamientos que muestran son fruto de los mecanismos que tienen en ese momento para hacer frente a la situación que están viviendo, puede resultarte más fácil mantenerte en tu centro y acompañarlos con la presencia y disponibilidad que necesitan de ti. Más adelante te pondré ejemplos de conductas y sus significados.
No siempre te resultará fácil o incluso posible, especialmente en los momentos en los que te encuentres inmersa en una crisis. La información que te ofrezco no es para que te la tomes al pie de la letra, considero que la información es poder y resulta útil siempre y cuando la hagas tuya atendiendo a tu realidad del momento. Procura no exigirte más de la cuenta y busca el apoyo y ayuda que puedas necesitar en cada momento, ya sea por ti y/o por tus hijos. En cada momento llegarás hasta donde puedas llegar, ponle conciencia y estará bien.
No siempre las conductas que muestran el síntoma de necesidades insatisfechas son incómodas de acompañar. Destaco algunas de ellas que pueden ayudarte a identificar si tus peques te están pidiendo ayuda a través de estas:
Conducta de adulto o sobreadaptado
Hay quienes no reaccionan desde el primer momento de la separación, sino que parece que lo comprenden todo muy bien, se adaptan sin problema a la nueva realidad y facilitan enormemente la labor a sus progenitores.
Quienes muestran una conducta sobreadaptada parecen comprender todo lo se les dice. No se enfadan, colaboran y complacen a los adultos. Pero estas criaturas no están cumpliendo con su papel de niño, sino que están adaptándose a las expectativas de sus referentes y buscan ser un elemento equilibrante en el resquebrajamiento familiar, justamente para no sentir la angustia que podría derivar de esa situación.
Es muy posible que, si se comportan así, se resientan pasado un tiempo después de la separación y es que al percibir la amenaza de la inseguridad evitan vivir con ello, asumiendo entonces un papel de adulto y recogiendo la responsabilidad de cuidar y consolar a los miembros del núcleo familiar.
Es común que actúen como si fuesen mayores, intentando complacer a su madre o a su padre y supliendo el lugar que ocupaba el otro cónyuge. A veces es por iniciativa propia, porque encuentran tristes a sus padres o porque sienten que de esa manera mantienen el equilibrio familiar. Para que esto no se convierta en una patología es importante que se les escuche y se cree el clima necesario para favorecer que se expresen. Si te sientes triste puedes mostrarlo, pero sin cargar a tus hijos/as con tu propia pena, para evitar precisamente que suceda esto.
En estos casos, también puede suceder que se quieran quedar en casa haciéndote compañía, pues pueden sentirse en la obligación de ejercer de padres de sus padres, algo que les causará dificultades en sus vidas adultas. Evita esto. Para ello, sino los dos, al menos tú, transita el proceso de separación desde la persona adulta que eres. Si te centras en tus propias heridas, si como te explicaba al inicio, te colocas en la niña, estarás obligando a tus criaturas a asumir un rol que no les corresponde.
Es frecuente también que estos peques sobreadaptados repriman en exceso su angustia. El hecho de que tengan una conducta excesivamente madura suele ser muy cómodo en el día a día de la convivencia, pero no es una actitud sana y supondrá consecuencias en un futuro. Lo sano es que puedan seguir viviendo su infancia desde la niñez y que no tengan que hacerse cargo de lo que no les corresponde.
Para eso necesitan sentir que papá y mamá siguen ejerciendo su responsabilidad adulta y que hay espacio para su expresión emocional real y sincera.
Conducta regresiva
Regresión significa vuelta a un estadio anterior, en el caso de las criaturas es volver a comportarse como cuando eran más pequeños.
La regresión es un mecanismo que utilizan para evitar el aquí y ahora que les puede estar causando dolor, angustia o culpa. Puede ser tentador pensar que son llamadas de atención sin importancia, pero no lo son. Si están queriendo llamar tu atención es porque tienen alguna necesidad, es su forma de expresar que no están bien, que algo les pasa. Pero muchas veces no saben qué es eso que les incomoda en su interior, por eso es importante que la escucha sea siempre con los oídos y el corazón, para que puedas ver lo que hay detrás de su comportamiento.
Muchas veces, lo que adoptan son conductas de bebé o como si tuvieran mucho menos edad de la que realmente tienen. En esos casos necesitan mucho más sentir el cobijo de tu cuerpo. A veces basta con cogerlos en brazos, acurrucarlos contigo y mecerlos. Cuando buscan ese cobijo lo mejor que puedes hacer es ofrecérselo. Puede resultarte cansado, sin embrago, eso también pasará. No es malo que te necesiten más, si es un período sensible de su vida es normal y es bueno que atiendas sus necesidades.
Te animo a que no lo vivas como algo personal contra ti o cualquier otro tipo de juicio, piensa siempre en el iceberg y trata de saber cuál es la necesidad, el sentir qué les está incomodando y ponle palabras, valídales y explícales lo que necesiten.
Conducta ansiosa
La ansiedad en las criaturas se muestra de forma distinta que en las personas adultas y en muchos momentos se mezcla con otras emociones como el miedo, el enfado, la rabia y la culpa. Los niños que se sienten ansiosos pueden presentar conductas disruptivas como rabietas, enfados inesperados y muchas veces se muestran con cierta inestabilidad emocional o bien comienzan a presentar síntomas típicamente ansiosos como morderse las uñas, tics, enuresis o cambios en su rendimiento escolar.
Con estas actitudes es como encuentran la manera de expresar su malestar. Por ello, evita tratar de controlar los síntomas ansiosos como los tics o la enuresis con castigos, pues quizás llegues a eliminar el síntoma, pero no estarás atendiendo la necesidad real. Negarlas o anularlas solo hará que el malestar permanezca o crezca y busquen otras formas de llamar tu atención sobre la raíz de lo que les sucede.
Por eso, la salida sana está en que vivas esas actitudes como señales de SOS que te están lanzando y trates de averiguar lo que hay detrás de su comportamiento (la parte inferior del iceberg), así podréis atender su necesidad y desaparecerá el síntoma que muestra su malestar.
Conducta manipuladora
Antes de hablar de esta conducta, quiero dejar claro que los niños y niñas no son manipuladores y que todo su aprendizaje es por imitación. Aprenden de las conductas de las personas adultas de referencia de su entorno. La manipulación es un comportamiento que cuando lo desarrollan es porque lo han aprendido.
A veces, durante las separaciones y después de estas, las criaturas son víctimas de numerosas alianzas entre la madre y/o el padre. En esos casos, es común que entren en conflicto de lealtades cuando alguno de los dos o ambos los fiscalizan hasta el punto de convertirlos en espías de sus exparejas. Cuando desarrollan conductas manipuladoras al haberlas aprendido de algún referente cercano, lo hacen con el fin de obtener provecho propio al tratar de sentirse mejor ante la nueva situación familiar.
Aprenden rápidamente qué es lo que deben decir a cada progenitor y qué deben callar, o qué decir o hacer para lograr lo que desean. Como, por ejemplo, pueden exagerar algo que han hecho con tu ex para que tú les ofrezcas lo mismo o más y así obtener el doble de privilegio, o, al contrario, posicionarse como víctimas ante una situación vivida con tu ex y que tú les des lo que piden. Situaciones poco agradables de identificar pero necesarias para poder ayudarles.
Por lo que si observas que desarrollan una conducta manipuladora, mira a ver qué pueden estar aprendiendo de ti y su otro progenitor. Si podéis hacerlo en equipo los dos será mejor, pero si la relación no lo permite por ahora, está bien, al menos tú te has dado cuenta. Pon de tu parte para no ser un ejemplo de manipulación y en cuanto a tus peques, háblalo y dales el espacio de confianza para que puedan sentirse libre contigo y sin la necesidad de andar con verdades o mentiras a medias.
Conducta irascible
Sucede también que se muestran más propensos al enfado, parece que cualquier cosa les hace estallar y volcar sobre ti un volcán que no tienes ni idea de a santo de qué viene. Sobre todo, cuando regresan a tu casa desde la del otro. Esto sucede muchas veces cuando te han echado de menos: se muestran irascibles y con rabietas cuando lo que les ha sucedido, simplemente, es que querían estar contigo y no podían.
No caigas en la culpa, lee esto desde la responsabilidad y acompaña desde ahí su enfado. Esto no quiere decir que les permitas que te falten el respeto, esa permisividad se da con facilidad si te sientes culpable. Atiende su necesidad real validando lo que sienten, ponle palabras y mantente disponible.
Según avance el período de adaptación, esas vueltas a casa con irascibilidad irán suavizándose hasta desaparecer. Aprovecha estos momentos como oportunidad para conectar. Requieren una paciencia y presencia por tu parte que en el ajetreo del día a día es fácil desaprovechar. Ponle conciencia y apaga todos los pilotos automáticos de tu mente de «tengo que» para bajar al mínimo de revoluciones.
Si ves que se repiten con frecuencia esos momentos sensibles a su regreso, póntelo fácil, no hagas planes para ese día que llega o esos 2 o 3 primeros días. Elimina cualquier expectativa y limítate a estar presente y centrada. Yo los llamo los días de alfombra y sofá. El único cometido que me proponía cuando mis hijos estaban en esa etapa era estar presente, me daban igual las lavadoras y cualquier cosa de la casa. Por supuesto, el móvil es como si no existiera, solo ellos y yo.
La neurociencia nos dio una gran noticia cuando nos hizo saber que la plasticidad neuronal es un hecho. De forma muy resumida, se refiere a la capacidad flexible de nuestro cerebro para adaptarse a los cambios y que las nuevas experiencias generan nuevas conexiones neuronales que hacen que la estructura cerebral pueda ser cambiante hasta el final de nuestros días.
Con esto trato de tranquilizarte si sientes que no puedes abordar ahora la raíz del comportamiento de tus hijos. Ya lo harás. Entender que su comportamiento es su forma de comunicarse contigo puede ayudarte a bajar el nivel de exigencia hacia ellos y no pedirles más de lo que pueden dar en este momento. Y entonces tampoco te exijas a ti misma más de lo que puedes dar.
Busca apoyo en familiares, amistades o profesionales. Si están en plena crisis interna todo esto puede hacerse muy cuesta arriba. No quieras ser la madre perfecta y menos ahora. Cuídate tú también. Ten paciencia contigo y respeta tu propio proceso.
Andrea dice
Buenísimo post, muchas gracias Rocío!
Rocío López de la Chica dice
Gracias también a ti por estar ahí al otro lado y valorarlo 🙏🏽❤️.
Marta dice
Me ha gustado mucho el post. Me ayuda mucho leerte para entender este proceso. Llevo casi 3 años divorciada y mi hijo es ahora cuando empieza a presentar conductas ansioso-disruptivas, especialmente, cuando está conmigo, lo que me hace sentir culpable por pensar que es algo que hago (o no hago) yo lo que le hace comportarse así. Intentaré cambiar el foco y pensar que aquí se expresa así porque se siente libre, yo solo tengo que acompañar para llegar a descubrir lo que hay debajo. Muchísimas gracias.
Rocío López de la Chica dice
Marta, qué bien que te haya servido para cambiar el foco. Si tu peque se expresa así contigo es porque se siente seguro y con la confianza para poder expresar su malestar así. La culpa viene a decirte o mostrarte algo, tal vez algún miedo o creencia que te daña y que mereces sanar para liberar. Y tu hijo necesita de ti esa seguridad y confianza que ya le das así como la responsabilidad que muestras para tratar de ver qué necesita que le hace comportarse así. Un abrazo muy grande.
Lidia dice
Gracias! Me ha encantado. ! Super útil
Rocío y Miguel Ángel dice
Qué bien que te haya resultado útil, muchas gracias por hacérnoslo saber. Un abrazo ❤️.
Nay dice
Es muy complicado, gracias. Muy bueno el póster.
Rocío y Miguel Ángel dice
Hola Nay, lo que suele convertirlo en complicado, o en más complicado, son los miedos, juicios y creencias en torno al proceso en sí. ¡Ánimo!
Laura dice
Es muy duro escuchar a tu hija de 7 años preguntarte si cuando tenga 12 años o más, seguirá cambiando de casa cada dos o tres días… Y a cada cambio verla llorar a ella y a su hermano de 4 años…. muy duro, sientes que todo ha sido un fracaso.
Rocío y Miguel Ángel dice
Sí que es es duro y también muy doloroso. Y una vez transitado el dolor, es importante ir más allá de las palabras de ese momento para atender la necesidad de la pequeña. Tal vez no haya integrado la separación, o necesite algunos cambios para adaptarse mejor. Por aquí no podemos saberlo, pero ci quieres podemos hablar y así nos cuentas más y la ayudamos a aldea a través tuya orientándote y diciéndote cómo puedes ayudarla. Un fuerte abrazo.
maria dice
excelente post en mi casa mi niña esta terrible no porque nos separamos si no porque el es casado y tiene su familia y ella convive con su papa en su espacio y vive conmigo pero tiene un comportamiento horrible en casa y con el el papa dice que se porta como una modelo
Rocío y Miguel Ángel dice
En ese caso sería importante atender la raíz emocional que le esta generando malestar. Mucho ánimo y un fuerte abrazo.