
En la primera parte de este post te contaba cómo favorecer una buena relación entre hermanos. Y digo favorecer, porque puedes ayudar a crear un ambiente de conexión entre ellos, pero no van a tener la relación que tú deseas. Su relación depende en gran medida de ellos/as. Ahora bien, la forma en la que tú les acompañes en su día a día va a ayudarles en su crecimiento y relación en un sentido u otro.
Especialmente en los conflictos, pues es en esos momentos cuando las personas más aprendemos. Y es fácil que si tomas partido por uno de los implicados en un momento de tensión, surgen rivalidades y celos. Por ello considero importante que como madres y padres cuidemos mucho la forma en la que les acompañamos en estos momentos. Y especialmente cuando se trata de hermanastros.
Y es que en una separación con hijos, si después se crea una familia reconstituida, la relación entre los peques de la casa no nace, sino que se crea. Y como te contaba al final de la primera parte de este post, es habitual que surgan rivalidades o celos por miedo a perder su lugar como hijo/a tuyo.
En los conflictos que surjan entre hermanos o hermanastros no hagas de juez.
Ten en cuenta que cada conflicto es una oportunidad de aprendizaje. Sí, lo sé, es muyyyyy cansado cuando tienen un conflicto tras otro, pero es que criar con consciencia es cansado. Antes de darte claves para acompañarles respetuosamente en sus conflictos, me parece importante recalcar, que integran los aprendizajes a partir de las situaciones que viven. Es decir, que cada experiencia vivida en primera persona les permite integrar el aprendizaje mucho más y mejor que cuando les decimos cómo tienen que hacer las cosas, por ejemplo.
Por lo que la forma en la que aprendan a resolver los conflictos durante su infancia, va a ser una gran herramienta para más adelante. Así que merece que inviertas tiempo y energía en ello.
Y es que muchas veces puede resultarte difícil, y es normal, pues a la mayoría de las personas adultas no nos enseñaron en nuestra infancia a resolver conflictos. Es más, tal vez aún te cueste trabajo resolver los tuyos y trates de eviatarlos.
Tus peques tienen la suerte de que tú quieres hacerlo de una forma diferente a como lo hicieron contigo y yo quiero ayudarte a que así lo puedas hacer. Por eso te cuento algunas cuestiones que puedes tener en cuenta para esos momentos.
Cambia tu mirada.
Teniendo en cuenta que los niños y niñas son puro amor, en mi mente les veo como corazones con patas, cuando hay alguna conducta que se sale de esa imagen, no es más que la expresión de algún malestar que está sintiendo. Por lo que no veas a víctima y verdugo en el conflicto, mira más allá y entiende que hay dos (o más) peques con necesidades distintas.
Quien aparentemente ha agredido, siente algún malestar interno que le ha hecho reaccionar así y quien ha recibido la agresión, física o verbal, tiene un malestar fruto de esa agresión. Por lo que ambos necesitan tu atención.

No se trata de que pretendas resolver el conflicto, sino de que les acompañes en la resolución del mismo. Lo que viven en casa es un entrenamiento para el exterior, por lo que cada situación así es una oportunidad para aprender a gestionar los conflictos fuera del núcleo familiar.
A veces generan los conflictos de forma inconsciente buscando la atención de mamá, porque saben que ante una pelea o similar mamá va a acudir corriendo y van a tener tu presencial al 100%. Por lo que si detectas que últimamente hay muchos, para y revisa tu presencia con ellos, pues tal vez necesiten más tiempo de ti. Pero no solo estando de cuerpo presente, sino de cuerpo y mente, ya que muchas veces estamos físicamente pero no nos sienten presente porque nuestra mente está muy lejos.
Escucha y valida todas las partes
Es importante que ambas partes, o tantas personas como haya implicadas en el conflicto, se sientan escuchadas y atendidas. Para ello no acudas como juez ni sentencies.
Da voz a cada parte, escúchale y valida lo que esté sintiendo. Esto no quiere decir que valides el comportamiento que haya tenido, sino su sentir. Porque eso que siente, enfado, tristeza, frustración, arrepentimiento… es real y válido haya hecho lo que haya hecho, y necesita ser vista su emoción.
Además, al darle voz a cada uno, estás permitiendo que se escuchen, que sepan cómo se ha sentido la otra persona y es una oportunidad para desarrollar empatía.
Si estás ahí disponible, escuchando cada parte, probablemente encuentres el origen del conflicto y ellos terminen encontrando la solución. No te adelantes en ofrecerla tú, espera porque pueden encontrarla ellos de forma natural, y de no ser así pregúntales qué quieren hacer o qué solución se les ocurre. Te sorprenderán más de una vez, ya verás 😉
No te enganches en sus enfados ni que cunda el pánico dentro de ti. No temas que se enfaden entre sí, como te decía al inicio, esto no determina el tipo de relación del mañana. Céntrate en lo que Aquí y Ahora puedes hacer, que es ayudarle a sentirse visto, escuchado, atendido. Así puedes ayudarle a transitar esa emoción, a escuchar y conectar más contigo, con su hermano y entre vosotros como familia.

Y en los casos de conflicto entre hermanastros todo lo que te acabo de contar es aún más importante, porque es fácil que sientan que te pones del lugar de tu peque. O justo lo contrario, que tú por miedo a ello, te posiciones a favor de tu hijastro/a para evitar caer en favoritismos.
Por eso mejor no te posiciones, escucha sin juicio, da lugar a que hable cada parte, valida todas las emociones que afloren y permite que encuentren la solución que consideren. Si a priori no se les ocurre puedes proponer ideas que se te ocurran y de ahí seguro que se les ocurre otra a su medida o les vale alguna de tus propuestas.
De verdad que cada conflicto es una oportunidad de crecimiento para vosotros. Sí, lo sé, en el día a día es agotador y en la teoría es genial pero en la práctica es mucho más difícil. Soy madre y por eso lo sé, pero si queremos acompañarlos mejor, necesitamos cambiar nuestra mirada en los conflictos.
¿Cómo?
Con todo lo que te he comentado y sin dramatizar ni enjuiciarles. Esto a veces no es fácil porque lo podemos vivir como una injusticia que el mayor hace al pequeño, y eso puede despertar nuestra propia rabia. Pero ponlo en el lugar que corresponde: es algo muy habitual entre hermanos, debido a celos y a molestar del mayor, que nos está pidiendo atención y ayuda.
Por ello una clave que puede funcionarte muy bien es dedicarle, como te decía, tiempo de exclusividad diaria a cada uno. Es fundamental en sus vidas y esto puede ponértelo mucho más fácil el día a día de su relación.
Y aquí es donde te digo algo fundamental y muy necesario… Cuídate. Date espacios de silencio y conexión contigo misma para poder cuidarte. Porque si tú no te cuidas, si tú no te atiendes, ¿cómo vas a cuidar a otros? Si tú no te escuchas ni atiendes, ¿cómo va a ser la calidad de atención y escucha a otros?
Ya sabemos que criar con conciencia es cansado porque requiere cuestionarte muchas cosas, mirarte tú a ti continuamente para criar desde el manual y no desde el patrón automático que sale sin medida. Para paliar ese cansancio no queda otra opción que el hecho de que te cuides, te atiendas para así detectar qué necesitas tú. Y así después podrás dártelo o pedirlo en caso necesario.
Pedir ayuda es de valiente, recuérdalo 😉 Acompañar de esta forma requiere tiempo, ir más despacio. Y eso pasa por priorizar entre todas las cosas que tienes en tu lista de “tareas pendientes”.
Deja una respuesta