Soltar expectativas, observar y escuchar con los oídos y el corazón, fueron claves para llegar al momento de convivir los 6 y para la adaptación en la convivencia como familia enlazada o familia reconstituida.
Los primeros días fueron muy fáciles. Habíamos visto con ellos algunas casas hasta que encontramos la nuestra. A todos nos encantó (con jardín y piscina es fácil que les guste) y estaba VACÍA. Así que iniciamos el proceso de crear nuestro hogar en lo material, que de alguna manera simbolizaba lo que estaba sucediendo en lo emocional.
Gran parte de la mudanza la hicimos en familia, fueron testigos de todo el proceso y estamos convencidos de que aquello ayudó mucho. De alguna forma con manos estaban palpando lo que también estaba sucediendo en lo que es invisible a los ojos.
Las cajas fueron un tesoro que les entretuvo muchas horas durante muchos días, mientras Miguel Ángel y yo poníamos orden en cada habitación.
Los primeros días de convivencia se parecieron mucho a una fiesta. Hasta que empezaban a darse cuenta de que aquella nueva normalidad comenzaba a formar parte de su día a día de forma permanente. Entonces surgieron los primeros miedos y conflictos internos.
Miedo a perder mi sitio. Cada peque llegaba a esta nueva familia con su hermano y su papá o mamá. Habían crecido siendo el hermano mayor o el pequeño, pero ahora de repente eran 4 y su lugar en la familia era otro… La emoción que más se mueve ante esta situación es el miedo, generado por la inseguridad que viven ante el cambio.
La estructura familiar cambia y el modelo de familia que habían conocido hasta ese momento era uno determinado. Por ello es muy importante que antes de que llegue una familia enlazada o reconstituida, tengan bien integrada la separación de sus progenitores.
Cuando este miedo surgió en algunos de ellos, les ayudó muchísimo hacerles saber que su lugar en el corazón de su mamá y en el corazón de su papá no lo iba a ocupar ninguna otra persona. Que su lugar en el mundo y en nuestro mundo es único e insustituible.
Este tipo de miedos son similares a cuando llega un hermanito o hermanita, pero la circunstancia es bien distinta.
Miedo a querer menos a mamá o papá. Este miedo surge por el conflicto de lealtades que pueden sentir al convivir con otra figura materna o paterna, que no es uno de sus progenitores. Es habitual que sientan miedo a que si quieren a la madrastra, entonces quieren menos a mamá, por ejemplo.
Este miedo se dio en nuestro caso en 3 de los 4 peques y en distintos momentos de la adaptación. Entonces siempre recurrimos a explicar lo mismo de diferentes maneras: y es que el lugar que ocupa su mamá y su papá en su corazón es también insustituible y que nadie lo puede ocupar porque es un amor distinto y único en el mundo. También les hicimos saber que es normal que no quieran que nadie ocupe el lugar de su mamá ni de su papá, y que nadie lo iba a ocupar. Esto es clave a tener en cuenta en cualquier familia enlazada.
Para ayudarles a entenderlo les decíamos que como habían salido del cuerpo de su madre, ese amor es único porque son las únicas personas del mundo mundial que habían salido de su cuerpo, por lo que ese amor es único. Y aquello les ayudó mucho a verlo claro.
Además les contábamos siempre que el corazón es como un globo, que cuanto más soplas más crece, pues el corazón a cuantas más personas amamos, más crece y lo mejor que tiene el globo del corazón es que nunca explota, es infinito.
Esa explicación les encantaba y dio mucho juego (lo digo en pasado porque ya hace tiempo que no hemos necesitado recurrir a ella), hasta hubo par de ocasiones que lo simbolizamos con globos de verdad y jugamos con los globos y este concepto.
Y también les ayudamos a gestionar este miedo, con uno de los cuentos imprescindibles en nuestra casa y en la de cualquier familia enlazada, Hay amor para todos. Una delicia de cuento que explica a las mil maravillas cómo es una familia reconstituida y habla de este miedo precisamente y de la culpa que les surge a los hijos/as de progenitores separados, por pasárselo bien cuando no están con mamá o con papá. Pero ese es otro tema, el conflicto de lealtades, del que hablaré más adelante.
En Hay amor para todos, “el cuento del amor” es como lo llaman los súper 4, habla justamente de cómo la familia crece, de cómo el número de personas a las que amar y que te amen, crece. Esto segundo les encanta especialmente ☺️
A veces la dificultad está en que es la madre o el padre quien teme que, al haber una nueva pareja, su lugar en el corazón de su hijo o hija se disipe o sea usurpado. Para estos casos me parece clave tener en cuenta:
- Para un niño/a su sistema familiar es fundamental y es muy importante mantener el orden en este mismo. Es decir, que el lugar de la madre y del padre esté bien claro y definido. Aunque sea un padre o una madre ausente, pero el lugar de su papá y de su mamá es el que es y nadie puede ocupar su lugar. Es un lugar sagrado que es importante respetar.
Otra cosa es que se creen vínculos y lazos muy estrechos, por supuesto, eso es enriquecedor y quien más gana es el niño o niña, que puede sumar más figuras de referencia en su vida.
En cualquier caso es importante respetar el lugar del otro progenitor. Respetarlo en tu interior y transmitir ese respeto hacia él o ella para que tu peque lo sienta así.
- Nos toca ocupar nuestro papel de adulta y no de niña o niño, y como personas adultas que somos, tenemos a nuestro alcance muchos más recursos para lidiar con este miedo que nos puede surgir. Respetar el lugar del otro y hacerte cargo de los miedos que te surjan me parecen claves.
Ya no solo por ti, sino por tu peque, que se merece sentir libertad para amar y ser amado. Si es el otro progenitor quien siente ese miedo y toma algunas decisiones desde el ego, lo único que puedes hacer es lo que está en tu mano, que es cuidar que desde dentro de ti respetas su lugar como padre o madre que es de tu peque y transmitirle a tu hijo/a que el lugar de su padre o madre no lo va a ocupar ninguna otra persona.
Y si eres tú quien sientes este miedo, no lo tapes, déjatelo sentir, míralo, siéntelo y ve hacia qué momento de tu vida te lleva. Llora ese miedo y escríbele, haz lo que necesites para que pueda salir de ti. Para que puedas hablarle al miedo desde la adulta que eres y sabiendo que tu lugar en el corazón de tu peque no lo puede ocupar ninguna otra persona.
Que si la vida es abundante, mucho más lo es el amor. Y cuanto más amor damos, más recibimos. Atrévete a soltar y dejar que tus peques sean amados por más personas y que puedan amar a muchas más. Así les estarás haciendo un gran regalo.
Además en el proceso nos ayudó mucho la naturaleza. Explicar a los niños y niñas, especialmente menores de 7 años, las cosas de forma abstracta les cuesta mucho más entenderlas e integrarlas. Por ello si nos ayudamos de lo que los ojos pueden ver y tocar, como algunos elementos de la naturaleza, les puede resultar mucho más fácil comprender lo que les queremos transmitir.
Esa ha sido nuestra experiencia y nos la han mostrado nuestros 4 pequeños grandes maestros, quienes una vez transitado sus miedos, una vez resueltos sus conflictos internos, fueron quienes nos mostraron esta gran verdad.
Ganaron en número de abuelos/as, de tíos y tías, de primos y primas y de hermanos… Al poco de la convivencia comenzaron a llamarse entre ellos y ella «casi hermanos», y después con el tiempo se llaman hermanos. En esa, como en tantas otras cosas, no hemos intervenido, simplemente hemos observado y escuchado, y es cuando más hemos aprendido Miguel Ángel y yo.
A los progenitores nos ha tocado hacernos cargo de nuestros miedos, transitarlos cada uno a su ritmo y hacerlo desde el respeto y amor propio y hacia los demás. El motor, sin duda, ha sido el amor hacia nuestros hijos, que nos permite cada día crecer más para ser mejores personas y entonces mejores madres y padres.
Sé que cada circunstancia es un mundo y que este tema da para mucho. He querido contar cómo fue nuestro proceso porque me lo han pedido y por si puede ayudar, pero este es solo el inicio, voy a escribir mucho más sobre ello. Si tienes alguna duda o interés porque hable de algo en especial, déjamelo dicho en comentarios que, además de contestarte, me apuntaré el tema para hablar sobre ello en otro artículo.
Edito: De familia reconstituida a familia enlazada. Cuando escribí este artículo nos reconocíamos con el término establecido desde corrientes psicológicas, sin embargo no nos sentíamos identificados Miguel Ángel y yo como familia reconstituida, pues este último término se refiere a algo que previamente se ha roto. Nosotros no sentimos que algo se haya roto, más bien que nuestra familia ha cambiado de molde. En el molde actual caben muchas más personas, por eso creemos que Familia enlazada nos define mucho más y de ahí que sea el término que ahora utilizamos cuando queremos definirnos de alguna manera.
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