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LA NIÑA INTERIOR HERIDA

Escrito por Rocío López de la Chica 2 comentarios

La niña interior existe dentro de ti y en la medida en la que puedas reconocerla y atenderla, sentirás más paz y más cerca estarás de ser la madre que deseas ser. 

Te reconozco que es un concepto que a mí en su día me costó mucho entender. Con el paso del tiempo me planteo que el motivo de que me fuera tan difícil tiene que ver con que vivía mi vida desde mi niña interior y no desde la mujer que creía ser.

En el parto de mi primer hijo sentí que yo nacía mujer. Desde entonces pude comenzar a vivir de otra forma, desde la adulta que era. Claro que aquello no era hacer un click como si de un interruptor se tratara, requería de conciencia, observación y práctica. 

¿Qué es la niña interior?

La niña interior herida es el conjunto de emociones y experiencias que no fueron validadas y acompañadas en la infancia y adolescencia, por lo que aún no se han resuelto. Por eso, porque están sin resolver, saltan de forma automática ante determinadas situaciones y personas.

De las experiencias lo que quedan muchas veces no son ni los recuerdos, que puede que también, sino las emociones que se pusieron de manifiesto y que por algún motivo quedaron atrapadas en el interior. 

Puedes vivir toda tu vida sin darte cuenta de que existe una herida primaria que hace que vivas la vida desde tu niña interior, aunque la maternidad suele ser ese despertador que hace que inevitablemente esa herida escueza. ¿Por qué? Porque los niños y niñas son pura emoción y a través de sus emociones la tuyas, que estaban dormidas o escondidas, de alguna forma enquistadas porque no fueron atendidas, se activan y de forma inconsciente haces un viaje a tu infancia. 

Ahora tu niña, esa que necesitó y no obtuvo, demanda lo que necesitó en su día. Y en la medida en la que no la atiendes sigue poniéndose de manifiesto a través de esas conductas tuyas que no te gustan de ti y que, sin embargo, te resulta muy difícil evitar. 

¿Qué es la herida primaria?

Es la herida que viene de nuestra propia infancia. Es la distancia que hay entre aquellas necesidades auténticas que tuvimos: amor, ternura, presencia, contacto, vínculo, intimidad, confianza… y lo que verdaderamente obtuvimos. 

Esa distancia que hay entre lo que necesitamos en la infancia y/o adolescencia frente a lo que realmente recibimos, es la herida primera. Y a mayor distancia entre lo que necesitamos desde la raíz de ser humano y lo que recibimos, mayor es entonces la herida primaria.

En los casos de violencia activa como son los de abusos, maltrato… es más fácil ver y entender que exista la herida primaria. En los casos de violencia invisible, esta es más sutil y la tenemos tan normalizada que hasta nos puede costar reconocer, sin embargo, la herida primaria también se crea. 

Me refiero a cuando en la infancia hay padres y/o madres ausentes porque andaban con muchas ocupaciones (el trabajo fuera de casa, el trabajo del hogar, cuidar a todos los hijos e hijas…), por lo que no tenían tiempo de atender esas necesidades primarias de sus peques y se quedaron entonces sin atender como esos hijos e hijas necesitaban. Puede darse también esa herida cuando hay sensación de desamparo, falta de conversación, de vínculo, con madres/padres muy controladores, madre depresiva, alta exigencia… A través de estas conductas se va dañando la autoestima. 

Es ahí, en la herida primaria, en esa distancia entre lo que necesitaste y lo que realmente obtuviste, donde se cuece el origen de todos los problemas emocionales: los miedos, inseguridades, adicciones, dependencia emocional, reacciones emociones automáticas y descontroladas, actitud victimita… 

¿Actúas desde tu niña interior o desde la mujer que eres?

Cuando actúas desde la niña interior no hay elección propia, no estás actuando desde la conciencia, sino desde el piloto automático, es decir, reaccionando. Es decir, cuando gritas, castigas, te enfadas, juzgas… esas reacciones de las que después te arrepientes.  Todas estas son acciones basadas en la carencia, en el vacío interior. 

También cuando señalas al otro y pones la mirada en él como culpable, entonces estás actuando desde la niña. Esto se da porque en nuestra infancia cuando papá y/o mamá se enfadaban te señalaban a ti con el dedo, te hacían responsables de su malestar. Por eso creciste sintiendo que tus adultos de referencia se sentían a gusto o disgusto en función de lo que tú hacías o dejabas de hacer. Y ahora eres tú la que pones el foco fuera, como si tu bienestar dependiera de lo que hacen o dejan de hacer tus peques, tu pareja, tu familia de origen… cuando realmente tu bienestar solo depende de ti. 

Sí, puede que todo esto te suene muy lejano, es normal, crecimos con la idea de que como niñas y niños teníamos la capacidad de enfadar, molestar o agradar a nuestras figuras de referencia, sin embargo, si yo me enfado, me enfado yo, no me enfada mi hijo, si me entristezco me siento triste yo, no me hace sentir triste mi pareja. El pensamiento opuesto, creer que los demás tienen la capacidad de enfadarte viene de tu niña interior.

Sana a tu niña interior herida

Al sanar tu niña interior puedes mejorar en todos los ámbitos de tu vida, como mujer, como pareja, como madre, como profesional… Ganas en seguridad y confianza en ti misma, en sensación de plenitud y paz interior. 

Al no sanar la niña interior se corre el riesgo de vivir una vida basada en la carencia, en la sensación de insatisfacción, de no sentirte a gusto contigo misma, con muchas inseguridades y sensación de vacío, con el sentimiento de no ser capaz ni suficiente, con tendencia a la exigencia, perfeccionismo y control. En definitiva, una vida más basada en el hacer y el tener que en el Ser.

En la medida en la que sanas a tu niña interior puedes acompañar a tus peques desde quienes son, y no desde quienes se supone que tienen que ser. Puedes verles en su esencia y respetarles. De lo contrario, la capacidad de amar y dar a tus peques queda lastimada, porque desde la niña interior es fácil caer en los juicios, las reprimendas, castigos, la necesidad de obediencia desde el control… Por lo que como seguramente te pasó a ti, dejarán de ser ellos y ellas mismas para adaptarse a lo que se espera de ellos para evitar que te enfades, para que estés contenta y así cumplir las expectativas que en su entorno se espera de esa personita.  

Teniendo en cuenta que cuanto peor tratamos a nuestros hijos e hijas, peor persona piensa que es, es absolutamente fundamental para su autoestima que le trates con todo tu amor. Y para eso sanar a tu niña interior es un gran paso. 

¿Qué papel juega tu niña interior en la separación?

En un proceso de separación o divorcio se abren muchas heridas. La mayoría de ellas nada o poco tienen que ver con la relación de pareja y sí mucho con la herida primaria. La separación hace una conexión directa con la carencia, con el vacío, y remueve todas las inseguridades cuando estas no han sido atendidas. 

Y es que, muchas veces influenciadas por los modelos de pareja que hemos tenido en nuestro entorno, nos emparejamos desde las heridas, desde la dependencia y los vacíos, buscando que la otra parte llene el hueco que siento dentro de mí. 

Si durante la relación de pareja nos has mirado y revisado esto, es fácil que tengas la sensación de pérdida enorme. Por ello es importante que le pongas conciencia, pues de lo contrario puedes actuar desde tu niña interior, y si la otra parte también actúa desde sus heridas, seréis dos peques peleando. 

Y si vosotros estáis ahí, en vuestros egos dolidos y heridos… quién se ocupa de sostener a tus peques. Corren el riesgo de quedarse huérfanos emocionalmente en una situación en la que lo que más necesitan es sostén emocional y sensación de seguridad y protección. 

Por ello siempre digo que una separación consciente es posible, aunque solo una de las partes esté disponible para ello, pues una ya es el 50% y eso, emocionalmente hablando, es mucho más que la mitad.

¿Por dónde empiezo?

Empieza por observarte en todo tu ser. Obsérvate en tus pensamientos, en cómo ta hablas, en lo que te dices, cómo te relacionas con otras personas, cómo cambias según con quien estés. Sé tu propia observadora, pero no desde el juicio, sino desde el amor más sincero y con la curiosidad de una niña.

Así podrás ir discerniendo cuándo actúas desde tu niña y cuándo desde la mujer que eres. Ya te he contado cómo identificarlo, puedes incluso llevar un registro donde vayas anotando cuándo has actuado de una manera y cuándo de otra. Eso puede ayudarte a identificar lo que necesitas.

Sanar a la niña interior no requiere que vayas a tu madre o padre a pedirle explicaciones, recuerda que lo hicieron lo mejor que supieron y pudieron. Ahora bien, eso no significa que te tenga que valer lo que hicieron. A veces por comprenderles puedes dejar de atender a esa niña. Desde la adulta puedes entenderles pero la niña necesita que la atiendas.

Para ello obsérvate y toma conciencia de las necesidades que tuviste y no se cubrieron. Nombra los hechos, escribirlos puede ayudarte mucho. Tanto los hechos como las emociones. Y en todo el proceso aceptar la realidad que viviste sin minimizarla porque desde la adulta puedas comprenderles. De la misma manera que ante cualquier situación validas a tus peques lo que sienten, valídate esas emociones y necesidades de tu infancia y/o adolescencia que se quedaron sin atender.

Se trata de que ahora puedas automaternarte. Que de piel para adentro puedas darte lo que necesitaste y no obtuviste. Que puedas atender lo que esa niña interior viene a pedirte.

Date permiso para sentir lo que venga, ya sea enfado, odio, ira, tristeza, pena… dale espacio para que no salga después de forma descontrolada y desproporcionada con quienes nada tienen que ver con aquellas necesidades primarias insatisfechas , con esa niña herida.

Poniéndole conciencia y con práctica, práctica y más práctica puedes hacerte cargo de tu niña interior y así vivir cada vez más tiempo desde la adulta que eres. Tus peques te lo agradecerán mucho.

Publicado en: Separaciones Conscientes Etiquetado como: crianza consciente, crianza respetuosa, herida primaria, niña interior, separación consciente

Acerca de Rocío López de la Chica

Rocío
Experta en separaciones conscientes.

Ayudo a madres y padres a cuidar a sus peques y cuidarse a sí mismos en el proceso de separación. Además de madre separada soy terapeuta Gestalt, máster en educación emocional y periodista, y en Creada aúno todo lo que soy y tengo para dar lo mejor de mí a cada persona.
Descárgate mi guía para llevar a cabo una Separación Consciente.

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Comentarios

  1. Natalia dice

    marzo 22, 2022 a las 11:34 pm

    Precioso y muy bien explicado. Gracias

    Responder
    • Rocío López de la Chica dice

      marzo 23, 2022 a las 8:48 am

      Muchas gracias Natalia!

      Responder

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