Cuando una pareja decide separarse, lo que más preocupa no es solo lo legal: es cómo transitar este proceso sin dañar aún más a quienes están implicados, sobre todo si hay hijos e hijas de por medio.
En este contexto, el Derecho Colaborativo se presenta como una fórmula legal innovadora, humana y eficaz para separarse desde el respeto y la colaboración.
Un método nacido del deseo de ayudar a las familias de otra manera
El Derecho Colaborativo tiene su origen en Estados Unidos a principios de los años 90, cuando el abogado de familia Stuart Webb decidió dejar de llevar divorcios a juicio. Después de muchos años viendo cómo los procesos contenciosos dañaban aún más a las familias, apostó por una nueva forma de ejercer: centrada en la cooperación, la escucha y el respeto. Su idea fue tan bien recibida que pronto empezaron a sumarse otros profesionales, incluyendo psicólogos y economistas, y nació así una práctica que ponía el bienestar emocional de las personas especialmente de los hijos en el centro.
Este enfoque ha crecido hasta convertirse en una red internacional. Hoy, gracias al trabajo de la International Academy of Collaborative Professionals, se practica en todo el mundo con altos estándares de formación, ética y calidad. España lo ha incorporado recientemente a su legislación al regularlo en la Ley 1/2025, de eficiencia del servicio público de justicia, como uno de los Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias (MASC) reconocidos para resolver conflictos familiares de forma más humana, sin necesidad de enfrentarse en un juzgado. Pero ¿qué lo hace diferente?
Una separación con mirada conjunta, no enfrentada
A diferencia de otros procesos legales que colocan a las partes en lados opuestos, en el Derecho Colaborativo ambas partes se sientan en el mismo lado de la mesa, acompañadas cada una por su abogado o abogada, especialmente formados en esta metodología.
Desde el principio se firma un acuerdo en el que todos los implicados se obligan a trabajar bajo los principios del respeto y la buena fe y los abogados renuncian a acudir a juicio con ese caso si no se alcanza un acuerdo. Esto refuerza el compromiso con el acuerdo, el diálogo y la búsqueda real de soluciones que funcionen para todos.
Claves de este proceso: respeto, transparencia y buena fe
- Se prioriza el interés de las personas, no las posiciones. Se exploran las peticiones de las partes profundizando en las necesidades reales, no en estrategias legales.
- La transparencia y la confidencialidad son pilares del proceso. Nada de lo que se diga puede usarse en contra en un eventual juicio posterior, lo que permite que las partes hablen con libertad, sin miedo ni reservas.
- Se trabaja en equipo, no solo entre las partes y sus abogados, sino también conprofesionales neutrales —como expertos en fiscalidad, comunicación, psicología familiar— si es necesario.
¿Es como la mediación?
Aunque pueden parecer similares, hay diferencias importantes:
- En la mediación interviene una persona neutral que facilita el diálogo pero no puede asesorarte jurídicamente en cuanto a tus pretensiones ni tomar partido por ti; ante todo es una persona imparcial y neutral que procura acuerdos respetuosos y aceptables para ambas partes.
- Durante el proceso de mediación debes asesorarte jurídicamente para estar informada de la parte legal y estar segura de los acuerdos a los que te vas a comprometer.
- Una vez llegado al acuerdo de mediación se necesita un abogado o abogada para legalizar el asunto en los Tribunales.
- En el Derecho Colaborativo, cada parte cuenta con su abogado/a de confianza, pero todos trabajan juntos con un objetivo común: un acuerdo justo y duradero. Si la comunicación es complicada, se puede contar con un especialista facilitador de la comunicación que nos ayude. Tienes un profesional a tu lado que te ayudará en la negociación y realizará después los trámites legales necesarios.
¿Y si no llegamos a un acuerdo?
No pasa nada. El proceso colaborativo se cierra con un acta final y, si se decide acudir a los tribunales, cada parte deberá hacerlo con un nuevo abogado; esta condición, lejos de ser un obstáculo, refuerza el compromiso con el diálogo real desde el inicio.
Además, se habría cumplido el requisito de procebilidad que impone la Ley 1/2025, que dice que necesitamos intentar una negociación antes de iniciar la vía judicial, ya que el Derecho Colaborativo es uno de los MASC reconocidos por dicha Ley.
Abogados que escuchan y acompañan.
El Derecho Colaborativo no puede ser ejercido por cualquier profesional sin más: requiere una capacitación específica. Quien elige el Derecho Colaborativo no solo necesita un abogado, sino un profesional que sepa escuchar y construir. Por eso, no todos los abogados pueden ejercer esta práctica: es necesaria una formación específica en herramientas como la negociación basada en intereses, el trabajo en equipo con otros profesionales, la comunicación empática y la gestión emocional que permite al abogado colaborativo desempeñar un rol activo y consciente, poniendo todos sus conocimientos al servicio de las personas, con la mirada puesta en sus necesidades reales y en el futuro de sus relaciones.
Los abogados colaborativos son profesionales que han elegido una manera diferente de ejercer el derecho; apuestan por una forma innovadora de ejercer la abogacía, en la que el centro no está en el conflicto, sino en las personas. La formación en derecho da los conocimientos jurídicos pero es la formación en práctica colaborativa lo que les permite acompañar a sus clientes con una mirada más integral y humana. Esta preparación garantiza un servicio de calidad, adaptado a cada familia, y con un compromiso real de construir soluciones duraderas y respetuosas para todos los implicados.
Es importante resaltar que las abogadas y abogados colaborativos acuerdan voluntariamente no acudir a la vía judicial para resolver el conflicto en caso de no llegar a un acuerdo por lo que las partes tendrán que contratar a otros abogados para el procedimiento judicial. Esta renuncia fomenta el compromiso con el proceso de los propios profesionales, que no cuentan con la opción de iniciar un juicio contencioso, lo que favorece una colaboración genuina.
¿Por qué elegir este camino?
Porque es un proceso que:
- Disminuye la tensión emocional del conflicto, durante el proceso la profesional colaborativa te acompaña de forma individual pero también en las reuniones con la otra parte, lo que te procura tranquilidad.
Este acompañamiento evita enfrentamientos innecesarios y genera un espacio seguro donde puedes expresarte con libertad y sin miedo a ser juzgada o atacada. - Protege la relación futura, especialmente importante si hay criaturas. Después de pasar por un proceso judicial la comunicación está rota y no es posible poder iniciar una relación de coparentalidad saludable. En cambio, en el proceso colaborativo se fomenta el respeto mutuo y se trabaja desde el primer momento en cuidar el vínculo, buscando acuerdos que sienten las bases para una relación respetuosa y cooperativa a largo plazo.
- Evita el desgaste de un juicio largo y costoso. Iniciar un juicio no solo supone un alto coste económico, sino también un profundo desgaste emocional. Los tiempos sealargan, la incertidumbre crece y las heridas se profundizan y, cuando hay hijos e hijas, el impacto puede ser aún mayor. Además, judicializar la separación puede convertirse en un patrón que se repite: cada nueva decisión, cada desacuerdo, puede acabar de nuevo en un tribunal. Vivir así, con la amenaza constante del conflicto legal, impide cerrar etapas y avanzar.
El Derecho Colaborativo, al centrarse en el diálogo y la búsqueda de acuerdos, permite cerrar el proceso de forma más rápida, evitando prolongar el dolor por el cierre de esa etapa y facilitando la recuperación emocional de toda la familia. - Empodera a las partes para construir sus propios acuerdos. Nadie conoce a tu familia mejor que tú, por lo que las decisiones estarán adaptadas a sus necesidades reales y a sus particularidades, porque cada familia es diferente. Este enfoque te devuelve la capacidad de decidir y te sitúa como protagonista activa del
cambio, favoreciendo que los acuerdos sean duraderos porque nacen del entendimiento y no de la imposición. - Permite mantener el control del resultado, no depender de una sentencia con la incertidumbre de que alguien que no conoce a tu familia decida por ti cuestiones tan importantes sobre tus hijos e hijas y sobre tu vida futura. Con la práctica colaborativa, tienes voz y voto en cada decisión, lo que aporta seguridad y coherencia con tus valores, tus prioridades y las necesidades específicas de tu familia.
- Garantiza el acompañamiento jurídico durante todo el proceso, dando la seguridad y tranquilidad que se necesita en un proceso tan importante para la vida futura de la familia. La persona no está sola: tu abogada colaborativa está a tu lado en cada paso, orientándote con claridad y compromiso, asegurándose de que comprendas todo y que cada decisión se tome con información y confianza.
El Derecho Colaborativo no solo es una alternativa legalmente válida; es una forma de afrontar una separación con consciencia y responsabilidad. Si buscas un resultado diferente, elige un camino distinto Si no quieres repetir los errores que has visto tantas veces.
sentencias que no se cumplen, padres que no se hablan, hijos atrapados entre dos bandos, necesitas un
enfoque diferente. Porque si eliges al abogado de siempre, tendrás el resultado de siempre.
La práctica colaborativa es para quienes desean un proceso constructivo, para quienes tienen el valor de afrontar este cambio con responsabilidad y quieren salir de él con paz, no con heridas. Si tienes un criterio propio, si no quieres hacer las cosas “como todo el mundo”, si crees que es posible separarse sin destruirse, entonces este camino es para ti.
Ahora bien, no es para todo el mundo. Si lo que buscas es hacer daño, imponer tus decisiones o cerrar la puerta al diálogo con el padre o la madre de tus hijos, esta no es tu opción. La práctica colaborativa requiere compromiso, respeto y una mirada a largo plazo. Pero si estás dispuesto a recorrerlo, te permitirá cerrar una etapa y abrir otra nueva desde un lugar mucho más sano.
Si estás atravesando un momento de cambio familiar y buscas una solución que cuide de ti, de tus hijos e hijas y del vínculo que sigue existiendo con la otra parte, la práctica colaborativa puede ser el apoyo que necesitas.
Infórmate, pregunta, busca profesionales acreditados en práctica colaborativa.
Porque afrontar una separación también puede ser una oportunidad para construir un nuevo comienzo desde la calma, el respeto y la confianza.
Puedes conocer más sobre Maribel Montero, autora de este artículo, y abogada y mediadora colaboradora de Creada, aquí, donde también puedes reservar una cita con ella.